¿CUÁL ES EL OBJETIVO VERDADERO? |
EL INGRESO DE TROPAS
NORTEAMERICANAS Y EL ROL DE PERÚ EN EL HEMISFERIO
Por Ricardo Soberón
En los últimos días, ha
aparecido una Resolución Legislativa y más de 15 resoluciones de Defensa
(Diario Oficial El Peruano), aprobando dos tipos de ingresos de personal
militar extranjero, fundamentalmente norteamericano. La primera, es la
Resolución Legislativa del 29 de enero que autoriza los ingresos a lo largo del
2015 (imagino que por eficacia y celeridad del procedimiento). Las segundas, se
refieren a más de 15 resoluciones aprobadas en enero y febrero que autorizan el
ingreso de unidades pequeñas y frecuentes que trabajarán conjuntamente con el
Comando de Inteligencia y el Comando de Operaciones Especiales del Comando
Conjunto, fundamentalmente en el VRAEM. ¿Cómo debe entenderse esto? En dos
niveles distintos, pero estrechamente vinculados.
El primero, en la reacción geo
estratégica del Comando Sur y del Departamento de Defensa de EE.UU, para re
tomar la iniciativa en América del Sur e implementar una presencia político
militar más visible en los Andes y el Pacífico Occidental, siempre teniendo en
cuenta las acciones abiertas y encubiertas que desarrolla en Venezuela y en
otros países que se distancian de Washington, en una serie de aspectos
económicos, políticos y diplomáticos (Bolivia, Ecuador, Argentina). Así por ejemplo, en el mes de septiembre se
estacionará por 6 días el portaviones US$ George Washington, que cuenta con 90
aviones y una tripulación de 3,200 hombres y sofisticado armamento de defensa y
de ataque. Mientras que para nuestra Marina significa una visita de cortesía de
una gran unidad de guerra, la cercana presencia de este inmenso buque en aguas
sudamericanas tiene directa relación con las facultades que tienen para
-llegado el caso- intervenir militarmente de forma autónoma, en una serie de
escenarios de convulsión socio política: golpes militares, intervenciones
puntuales, amenazas, etc. En este sentido, cumplimos un papel dudoso y dudable
frente al hecho que la región debe ser una zona de paz y nuestra diplomacia se
funda en el principio de no intervención y respeto a la soberanía.
El segundo nivel, es más
nuestro y está referido al apoyo que Presidente Humala le ha venido solicitando
al Sub Secretario de Estado para Asuntos Anti narcóticos, William Brownsfield.
Nos referimos al VRAEM que comprende hasta 5 regiones del país. Las 15
resoluciones publicadas en El peruano, autorizan el despliegue de equipos
operativos de las fuerzas especiales americanas, con un total de 50 hombres -y
su armamento de combate-, por un promedio de un año, en distintos lugares del
país (Pasco, Lima, Junín, Cusco, Loreto). En buena cuenta, significa que éstos
van a ser desplegados muy cerca de las áreas donde se desarrollan no solo las
acciones contra subversivas contra los remanentes de Sendero luminoso, sino
también comprenden otra misión, la de la lucha anti narcóticos y pueden incluir
también acciones directas contra las organizaciones sociales que despliegan
acciones de protesta y conflictividad social contra la presencia de empresas
mineras y/o petroleras (Pichanaki, Junín). Si a eso le sumamos, la reciente
decisión de formular una Zona de Exclusión Aérea (Mazamari, Pichari, Las
Malvinas), hasta los 10,000 metros de altura, como precedente del debate del
proyecto de Ley que autorice el derribo de avionetas, tenemos un escenario
confuso y poco claro, además de sumamente riesgoso. ¿Por qué?
La experiencia inmediata nos
muestra que ni la militarización creciente de una región, ni la propuesta del
derribo de avionetas (el Perú tuvo en el 2001 una triste experiencia con el
derribo de una avioneta civil en Iquitos), detienen el mantenimiento de la
oferta/demanda de drogas ilícitas, sino miremos el caso de Afganistán, México y
Colombia, a pesar de los éxitos proclamados en este último caso. Con esta
abdicación de un gobierno "nacionalista" como el del Presidente
Humala, quedamos en una situación de cómplices secundarios de una propuesta
equívoca de enfrentar los problemas de seguridad regional con mecanismos de
guerra que lejos de resolverlos, los profundizan. Así, lo que equívocamente
llama el Papa "la mexicanización de...." no es sino el resultado de
una política de ingreso de los militares en el intento de controlar un fenómeno
de naturaleza económica en el que mucho tiene que ver EE.UU como país receptor
final de la cocaína que cruza territorio mexicano. Finalmente, ¿qué sucederá si
ocurren incidentes violentos que involucren a este personal armado? ¿Gozarán de
inmunidad diplomática o se atendrán a la justicia peruana ordinaria?
No hay comentarios:
Publicar un comentario