Por enésima vez, el Poder
Judicial Peruano, al igual que el Ministerio Público, muestran que están
capturados por la mafia fascista de la APRA. Cuántas denuncias contra Alan
García y sus compinches han sido archivadas o han prescrito por el sistema
judicial corrupto, creado ad hoc por los mismos gobernantes que, luego de
finalizado su mandato, tienen que enfrentar denuncias de corrupción y de
crímenes.
Al igual que en su primer
gobierno, durante su segundo gobierno Alan García, sus ministros y otros
colaboradores apristas, evidentemente han cometido una abrumadora cantidad de
delitos, por lo que el Congreso peruano conformó una Comisión Investigadora
para recoger las pruebas necesarias. Una vez hechas sus declaraciones ante esta
comisión, Alan García ha logrado que en dos oportunidades los jueces anulen lo
investigado sobre él.
Los actos del segundo gobierno
aprista que han sido objeto de investigación por la llamada “megacomisión” del
Congreso, son los siguientes:
1. Interferencia Política en el Caso
BTR-“petroaudios”: espionaje telefónico, “faenón” en concesiones petroleras,
ministros “lobystas”, etc.
2. Colegios emblemáticos: obras inconclusas
y sobrevaloración
3. Programa “Agua para todos”: Asociación
Ilícita para Delinquir, peculado, colusión y Omisión de Actos Funcionales
4. Venta del terreno e instalaciones de la
base aérea de la FAP Collique, el aeródromo Collique, la escuela civil de
aviación, y del terreno e instalaciones de la empresa INDAER PERU S.A.:
infracción constitucional y otros,
5. SEDAPAL – SIAC: sobrevaloración y
enriquecimiento ilícito
6. Sobrevaloración en compras de laptops;
irregularidades en la modernización de la Refinería de Talara; Ley de cuotas de
pesca, “cristo redentor”-Odebrecht y otros
7. Decretos de “urgencia”: utilización
indiscriminada e ilegal
8. Indultos y conmutación de penas a 5.260
narcotraficantes: festinación de trámites y cobranza de coimas.
La “megacomisión” del Congreso
peruano no consideró incluir en sus investigaciones otros casos no menos
importantes de corrupción del gobierno aprista: el caso del Banco de Materiales
(BANMAT); la reconstrucción del Sur: FORSUR, Bono 6000; irregularidades en el
contrato entre ministros del gobierno aprista, altos mandos militares y la
empresa israelí Global CST (por 40 millones de soles); la Masacre de comuneros
originarios en Bagua, a cargo de la entonces ministra del interior, la aprista
Mercedes Cabanillas, el 05 de junio de 2009 y otros.
Asimismo, el mes de febrero de
este año, La Sala Penal Especial de la Corte Suprema absolvió a la
excongresista aprista Tula Benites Vásquez del presunto delito de falsedad
genérica, por haber cobrado ilícitamente el salario de un asesor “fantasma”.
Pero, no son los únicos casos
en que Alan García Pérez y los apristas están involucrados en delitos y actos
de corrupción. En el primer gobierno, han estado involucrados en actos de
corrupción y de crímenes de lesa humanidad:
1. El caso de la reventa de los aviones de
combate Mirage: Alan García decidió “devolver” 14 de los 26 aviones Mirage
2000, que Belaunde había adquirido durante su segundo gobierno. Los 14 aviones
“devueltos”, mejor dicho revendidos dieron una utilidad de 200.000.000 de
dólares que se repartieron Alan García, el traficante de armas Abdul Rahman El
Assir y funcionarios de la empresa y del gobierno de Francia (ver Carlos
Malpica: Pájaros de alto vuelo).
2. El caso del Banco BCCI: este banco
pakistaní pagó una coima de 3.500.000 dólares al aprista Leonel Figueroa
Ramírez (Presidente del Banco Central de Reserva) y a Hugo Neyra Chávarry
(Gerente General del BCRP), por hacer depósitos ilegales del Estado peruano.
Sólo ambos funcionarios resultaron encarcelados, a pesar de que el fiscal de
Mahattan, Robert Morgenthau, probó que en ese ilícito participó directamente
también el entonces presidente de la república Alan García Pérez.
3. Quedó archivada la denuncia contra el
primer gobierno aprista por la matanza en 1986 de casi 300 presos de los
penales El Frontón, Lurigancho y Santa Bárbara, por órdenes de Alan García
Pérez. Ni él ni Agustín Mantilla ni el marino Luis Giampietri Rojas han sido
responsabilizados de esos crímenes por los jueces.
4. Impunidad para el grupo paramilitar
aprista “Comando Rodrigo Franco” que asesinó a varios líderes sindicales,
abogados y realizó atentados terroristas contra Javier Diez Canseco.
5. Impunidad por la masacre de Accomarca:
el 14 de agosto de 1985 el pueblo entero fue borrado del mapa luego de la
sistemática tortura y violación de su población. El número de hombres y mujeres
desarmados, personas ancianas, niñas y niños que fueron asesinados por
militares asciende a 70 (primer gobierno aprista)
6. Impunidad por la masacre de Cayara, el
asesinato de 30 campesinos los días 14 y 20 de mayo de 1988 (primer gobierno
aprista)
7. Impunidad del secuestro, tortura y
ejecución extrajudicial del líder sindical minero Saúl Isaac Cantoral Huamaní y
de la profesora trujillana Consuelo Trinidad García Santa Cruz por el grupo
paramilitar aprista “Comando Rodrigo Franco”, el día 13 de febrero de 1989, en
Lima (primer gobierno aprista)
8. Prescribieron los delitos imputados a
Alan García en su primer gobierno: devolución de aviones Mirage; dólar MUC;
matanza de penales; etc.
Para evitar ser procesado
judicialmente por sus delitos de su primer gobierno, Alan García huyó del país
y se asiló en Colombia y, luego, compró un departamento de más de un millón de
dólares en el centro de París y se fue a vivir con su familia a Francia. Esperó
que prescriban sus delitos y regresó como si nada hubiera hecho.
Ahora, luego de su segundo
gobierno, para impedir que sea investigado y, posteriormente, procesado
judicialmente, Alan García recurre al bastión aprista del poder judicial y
consigue una sentencia que anula todo lo investigado por la “megacomisión”,
presidida por el congresista nacionalista Sergio Tejada.
Independientemente de que el
juez ha cometido prevaricato, puesto que la comisión del Congreso no es una
instancia judicial, y el hecho de que este juez ha sentenciado sobre la forma y
no sobre el fondo de lo investigado, independientemente de todo ello, lo
fundamental de esta anulación judicial es la cuestión de ¿cómo es que este juez
dictamina en favor de Alan García y no tiene en cuenta para nada el derecho de
25 millones de peruanos, que necesitan ser resguardados por presuntos crímenes
cometidos por el ex gobernante aprista? ¿Por qué el juez impide que se
investigue a Alan García y con ello evita que se descubra si hubo o no delitos?
¿Por qué ha predominado en el juez el criterio de forma sobre el de fondo, que
es más importante y, con ello, les otorga impunidad a Alan García y a sus
cómplices?
Estas interrogantes, que
pueden estar haciéndose millones de peruanos, sólo tienen una respuesta: la
impunidad de los crímenes políticos cometidos por los apristas desde el
gobierno, se debe nada menos que al fascismo aprista.
Veamos, por qué.
El fascismo fue el partido
político del imperialismo europeo, del capitalismo monopolista financiero. La
oligarquía financiera de Alemania y de Italia de esa época debía eliminar toda
oposición y resistencia del movimiento comunista y del movimiento sindical,
dentro y fuera de sus países, porque éstos constituían el mayor obstáculo para
sus planes de conquista expansionista. A este frente reaccionario, se plegó
también la oligarquía española y el gobierno fascista de Francisco Franco.
El rasgo político más
importante del fascismo fue la captura el Estado, el aparato de dominación de
clase que, en Alemania, Italia y España, debía brindarle impunidad a los
crímenes políticos de Hitler, de Mussolini y de Franco, respectivamente y que,
constituyó, además, una dictadura bajo formas republicana y democrática
(excepto la dictadura franquista en España), el Estado más funcional a la
política imperialista del capitalismo; es decir, el aparato más brutal de la
dominación y la opresión del capital sobre las masas trabajadoras de Europa
–curiosamente, ni la Unión Soviética ni los aliados imperialistas, al final de
la segunda gran guerra imperialista, llevaron a juicio a Francisco Franco por
sus crímenes en España, como lo hicieron con los criminales de guerra nazis e
italianos–.
Por supuesto, el carácter
fascista del partido aprista, si bien posee en lo esencial el carácter del
fascismo europeo, dista mucho de ser el fascismo alemán e italiano de la
primera mitad del siglo XX, que llevó a las potencias imperialistas a
despedazarse en la segunda gran guerra imperialista por el reparto del mundo,
entre 1939 y 1945.
Víctor Raúl Haya de la Torre,
fue quien, encandilado por la eficiente maquinaria del partido nazi –Haya fue
admirador de Hitler–, copió su organización y, empleando también un falso
ideario socialista, creó en el Perú el PAP, con dos propósitos: primero,
combatir, no la explotación capitalista sobre la clase obrera y demás masas
trabajadoras, sino, combatir al movimiento comunista y al proletariado
revolucionario peruanos; y, segundo, capturar el Estado para preservar la
dominación burguesa e imperialista en el Perú.
Para tales propósitos, Haya de
la Torre y el partido aprista se aliaron con la clase dominante más
reaccionaria del país, la oligarquía terrateniente primario exportadora,
alianza iniciada con Manuel Prado en 1956 y la alianza con Manuel A. Odría en
1963 (Coalición APRA-UNO). La APRA participó abiertamente en el sistema
político e inclusive ejerció el poder entre 1945 y 1948, 1956 y 1962, 1963 y
1968, con dos gobiernos apristas y con Alan García de presidente de la
república: 1985-1990 y 2006-2011.
Aprovechando su cogobierno con
la oligarquía y, sobre todo, sus dos gobiernos, el partido aprista, fiel a su
origen fascista, se dedicó a capturar la burocracia estatal, de tal modo que
ya, entre 1945 y 1948, sus partidarios controlaban la mayoría de municipios del
Perú. Luego, han sido las distintas reparticiones ministeriales y, de ellas,
las que más control burocrático ha conseguido es en el Poder judicial, el
Ministerio público y la Policía nacional. Quien reside en las regiones La
Libertad, Cajamarca, Lambayeque y Piura, conoce perfectamente que jueces,
fiscales y policías son “apristas”, aunque no posean carnet de militantes.
La “captura” del Estado o de
parte de él por el partido aprista es coherente con su esencia fascista y, lo
que es más importante de este hecho, es que esta “captura” les ha permitido a
Alan García y a sus compinches apristas gozar de impunidad, a pesar de haber
cometido, tanto en su primer como en su segundo gobiernos, como se menciona
arriba, enorme cantidad de evidentes delitos. Los que han evitado que sean
investigados y juzgados, son la gran cantidad de fiscales y jueces apristas,
quienes tienen “capturadas” estas reparticiones estatales. La prescripción de
los delitos es otra institución jurídica que favorece a los corruptos y
criminales.
Por último, para quienes
piensan que exageramos al afirmar que la APRA es fascista, tienen la
oportunidad de descubrir sus rasgos a continuación. Los rasgos fundamentales
del fascismo, que lo convertían en el partido ideal para implementar la
política imperialista en Europa, y que fueron imitados por Haya de la Torre
para organizar la APRA, son los siguientes:
1. El fascismo utilizó inicialmente una falsa
postura socialista y un nacionalismo chovinista para engañar a las masas
desinformadas y atraerlas en favor de su política; pero, pronto manifestó su
verdadero rostro ultraderechista y racista. En Italia, el partido fascista
adoptó el nombre de Partido Nacional Fascista y, en Alemania, originalmente fue
el Partido Obrero Alemán, para luego adoptar el nombre de Partido Nacional
Socialista de los Trabajadores Alemanes, más conocido como Partido Nazi.
En el Perú, la APRA nació con
un ideario socialista y antimperialista, pero, muy pronto, Haya de la Torre
rompió vínculos con el socialismo y el antimperialismo y se alió con los
partidos más reaccionarios de la oligarquía terrateniente primario-exportadora
para cogobernar. Continuando con el legado de Haya y, con el objeto de
favorecer los intereses imperiales en el Perú, Alan García y el partido aprista
se han aliado con la oligarquía financiera-primario-exportadora actual y con lo
más corrupto y criminal de la política peruana: el fujimontesionismo.
2. El fascismo empleó sin escrúpulos la
mentira y la propaganda plagada de mentiras como estrategia de convencimiento
de las masas y para desprestigiar a sus oponentes: “mentir, mentir, que algo
queda”.
Los líderes apristas no hacen
otra cosa que mentir y mentir: Alan García mintió descaradamente para ser
elegido presidente en el 2006. Los apristas mienten cuando se trata de
justificar sus torpes decisiones políticas (masacre de los penales, “baguazo” y
otros) y cuando son descubiertas sus corruptelas de gobierno (narcoindultos,
“petroaudios”, etc.).
3. Los partidos fascistas de Italia y Alemania
extendieron su organización hasta la familia: todos los miembros de la familia
debían ser fascistas y, además, organizaron, ideologizaron y politizaron
también a niños y adolescentes.
Víctor Raúl Haya de la Torre
organizó la APRA copiándose del modelo nazi: no sólo integró la familia de los
militantes al partido, sino que creó la CHAP (Chicos apristas peruanos) y la
JAP (jóvenes apristas peruanos), a quienes, inescrupulosamente y sin ningún
respeto a los derechos humanos y a los valores éticos, aleccionó ideológica y
políticamente a menores de edad, a niños y adolescentes, en complicidad de sus
padres apristas.
4. La violencia vandálica fue el método
fascista para eliminar a sus oponentes y a sus competidores políticos; para
ello, utilizaron a espías y soplones y crearon las hordas paramilitares
fascistas: en Italia, las denominadas camisas negras y, en Alemania, los
“Grupos de Asalto” o camisas pardas, remplazadas luego por las Compañías de
Defensa, más conocidas como las SS.
En el Perú, Víctor Raúl Haya
de la Torre, también en clara copia del fascismo, organizó en la APRA grupos de
asalto de la manopla y la cachiporra denominados “búfalos”.
5. Las principales víctimas de la violencia
fascista, de los camisas negras, de los camisas pardas y de la SS, fueron los
obreros bolcheviques y los socialistas, por ello Hitler, Mussolini y Franco
lograron el apoyo económico de grandes banqueros e industriales; también fueron
sus víctimas los judíos, gitanos y homosexuales, propinándoles brutales
golpizas o cometiendo homicidios que quedaban casi siempre impunes o
enviándolos a los trabajos forzados y a los campos de exterminio; cometían
asesinatos selectivos de líderes obreros y políticos, hicieron de rompehuelgas,
protagonizaron saqueos, vandalismo y destrucción mutua de propiedades;
prohibieron y quemaron libros comunistas. En Alemania, los parlamentarios
comunistas fueron arrestados o asesinados en su totalidad por los nazis.
En el Perú, las hordas
fascistas de la APRA, los “búfalos” nunca arremetieron contra los enemigos del
pueblo, los representantes de la burguesía y el imperialismo, sino que siempre
masacraron a líderes sindicalistas radicales, a socialistas, especialmente a
estudiantes universitarios, y siempre actuaron de rompehuelgas para favorecer a
los patronos capitalistas.
6. Los fascistas organizaron grandes actos
públicos, manifestaciones y desfiles al puro estilo del imperio romano, con
banderas, estandartes, símbolos, gorras, brazaletes, himnos, etc. En la España
de Franco, tanto él como los manifestantes se saludaban con pañuelo blanco.
La APRA también organizó todos
sus actos públicos con desfiles al puro estilo fascista y Haya de la Torre y
sus partidarios se saludaban con pañuelo blanco.
7. El fascismo concibió que para poder cumplir
sus objetivos políticos (que no eran más que los objetivos económicos de la
oligarquía financiera y para aniquilar a los comunistas) era indispensable la
captura del Estado: los partidarios fascistas ocuparon los principales puestos
de la burocracia en todas las reparticiones del Estado, especialmente en las
fundamentales (fuerzas armadas y policiales, ejecutivo y ministerios,
legislativo, judicial, ministerio público, gobiernos regionales y locales,
etc.).
En el Perú, los apristas por
más de ochenta años se han dedicado a capturar el Estado, especialmente la
burocracia y los gobiernos locales y regionales del norte (La Libertad,
Lambayeque, Piura y Cajamarca). En el ámbito estatal el partido aprista
controla el poder judicial, el ministerio público y la policía nacional.
Como se puede apreciar, la
buena “suerte” de los delincuentes políticos apristas no es producto del azar.
Se debe a la “captura” del Estado peruano por el fascismo aprista para
otorgarle impunidad a sus crímenes y para servir a los intereses de la oligarquía
financiera-primario-exportadora y al imperialismo.
Trujillo, abril de 2014
Movimiento Al Socialismo Andino – MASA
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