El TPP, “película del terror” |
Salvador González Briceño
De terror. Así calificó el portal Motherboard (http://bit.ly/1MzOPrD) el documento que WikiLeaks filtró este
día 30 de julio sobre el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP),
que el gobierno estadounidense y los cabilderos de los grandes corporativos
multinacionales con base en Estados Unidos, negocian en secreto con —mejor
dicho, contra— los gobiernos de la (des)Unión Europea.
Son las nuevas políticas de la globalización neoliberal que le apuestan a que las grandes empresas y el sistema financiero internacional —que van de la mano; apoyados por los gobiernos y la banca central—, arrasen con todo reducto que hayan dejado en pie las políticas neoliberales aplicadas desde los años 80 en el mundo Occidental para acá, y que lo tienen al punto del desastre tanto financieramente como desde el punto de vista político y social.
Son las nuevas políticas de la globalización neoliberal que le apuestan a que las grandes empresas y el sistema financiero internacional —que van de la mano; apoyados por los gobiernos y la banca central—, arrasen con todo reducto que hayan dejado en pie las políticas neoliberales aplicadas desde los años 80 en el mundo Occidental para acá, y que lo tienen al punto del desastre tanto financieramente como desde el punto de vista político y social.
Desde luego que el mayor impacto es a la
población, hablando de las políticas sociales cada vez más ausentes de las
bitácoras de los gobiernos, o por la carencia de recursos o porque las
políticas restrictivas apuntan claramente a golpear el empleo, el salario, la
educación, la salud y el bienestar en general. Y el TPP apunta precisamente a
eso: contra las sociedades europeas, para restarles lo que les queda de
bienestar obligando a los estados de la des(UE) para que acepten las
restricciones de un tratado que será obligatorio para los estados y en contra
de la población.
Pues bien. Se trata, ni más ni menos, de un
documento secreto publicado por el portal de Julian Assange, redactado por una
reunión ministerial de los países del TPP en diciembre de 2013, que habla de
“la existencia de una estrategia de privatizaciones de amplio alcance que
tienen por objeto restringir severamente a las empresas estatales”. Negociación
en secreto.
De acuerdo con la carta: “La mayoría de los países
del TPP apoyan obligaciones con esas compañías —que pueden incluir servicios
públicos, proveedores de telecomunicaciones, empresas mineras a firmas de
inversión estatales—, que vayan más allá de las obligaciones existentes
establecidas en acuerdos de libre comercio y por la Organización Mundial del
Comercio”.
De ese modo, por un lado las empresas estatales
tendrán la obligación de actuar sobre bases de “consideraciones comerciales”,
en tanto los gobiernos deberán regular tanto a las empresas de propiedad
estatal como a las empresas privadas con “imparcialidad”.
Y las empresas de propiedad estatal no podrán
discriminar a las empresas privadas en la compra o venta de bienes; es decir,
que las empresas de propiedad estatal deberán ser tratadas bajo el acuerdo
comercial, como tales susceptibles de privatizar. Hasta ir más allá de las
obligaciones, puesto hacia afuera en los acuerdos de libre comercio existentes
y por la Organización Mundial del Comercio.
No obstante, el llamado de atención es sobre las
ambiciones del TPP en el sentido de ir sobre los bienes del Estado, por una
parte, y por la otra el que su aplicación obligaría a todo lo que cada Estado
posea como “administrador” de algún servicio importante para la población, cual
sucede con los servicios públicos y las riquezas que están en manos del Estado
todavía.
Por tanto, este puede ser el documento más
controversial atendiendo a sus efectos de largo alcance o de mayor impacto. Las
funciones del Estado no pueden ser concebidas como negocio. Pero por lo visto
el TPP atenta contra eso: va por las riquezas que todavía maneja o administran
los estados en pro de los intereses de la población.
Y, por tanto la suscripción de tales acuerdos o
tratados, de la mano de hacerlos obligatorios por los organismos comerciales
mundiales, estarán contra todo lo que suene a “proyecto nacional” o cosa por el
estilo. El interés de tales avasalladoras empresas estará por encima de
cualquier beneficio de las sociedades ya de por sí golpeadas por las políticas
neoliberales. Será el reinado de la mancuerna perversa: multinacionales y
grandes bolsas del mundo, negociando en las pizarras el destino de la miseria
de los pueblos. Esa será la próxima película del terror, en tiempo real.
Que hay la desventaja de la antigüedad del
texto… Eso es verdad, porque nadie sabe, salvo los propios negociantes
—usureros y gobiernos, o sus representantes a espaldas de las sociedades
estadounidense y europeas— en qué van dichas argucias atentatorias del
bienestar de la población de esos países que costó años de luchas y sangre
conquistar; ¡ni más ni menos que la historia del capitalismo repleto de lucha
de clases, de confrontaciones entre poseedores y desposeídos! ¡Entre ricos y
pobres!
¿De qué tamaño es el desfalco, entonces, si el
TPP o el TISA (del que hablamos antes: http://www.alainet.org/es/articulo/170907)
se aprueban en lo oscurito? Trampas que como instrumentos comerciales son la
herencia, primero del GATT, luego de la OMC ¡y otros tantos tratados promovidos
desde Occidente, desde los principios del librecambismo! ¡Ah, México con tu
TLCAN, con los dientes clavados de la voracidad imperial gringa!
Los tratados como el TPP atentan contra todo
ello. Y más aún, contra la libertad de expresión, ¡porque la herramienta que ha
propagado la globalización por todo el mundo, el internet ya les estorba a los
señores del desfalco! Y ni más ni menos que los Estados Unidos están ansiosos
de controlar. Esto conforme al documento en cuestión.
Pero el borrador del texto que publicó también
WikiLeaks en noviembre de 2013, del 30 de agosto del mismo año, incluye
precisamente el tema de los derechos digitales, adiciones que favorecen a la
industria farmacéutica y de patentes. Como el acceso a medicinas que será limitado
en tratamientos para enfermedades como el cáncer; la apropiación de patentes
para genes de plantas que derivará en el predominio de corporativos como
Monsanto en perjuicio de los pequeños agricultores y de los consumidores o la
población en general, entre otros impactos.
O simplemente cabe cuestionar ¿por qué motivos
el TPP se negocia tras bambalinas y a espaldas de las sociedades, de los
gobiernos y de los parlamentos? Países como EUA, Japón, Canadá, México,
Malasia, Chile, Australia, Singapur, Perú, Vietnam, Nieva Zelanda o Brunei; más
los cabilderos (I’m sorry, “lobistas”) de las multinacionales y los del sector
financiero, o las grandes bolsas del mundo occidental, tienen la palabra.
Respuestas, es lo que las sociedades demandan,
puesto que serán las principales afectadas. ¡Ese es el reducto de la
globalización neoliberal en decadencia que se encamina hacia su propia
destrucción! Película del terror neoliberal en acción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario