sábado, 15 de agosto de 2015

EL TPP Y LAS NUEVAS POLÍTICAS DE GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL



El TPP, “película del terror”
Salvador González Briceño
De terror. Así calificó el portal Motherboard (http://bit.ly/1MzOPrD) el documento que WikiLeaks filtró este día 30 de julio sobre el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), que el gobierno estadounidense y los cabilderos de los grandes corporativos multinacionales con base en Estados Unidos, negocian en secreto con —mejor dicho, contra— los gobiernos de la (des)Unión Europea.
Son las nuevas políticas de la globalización neoliberal que le apuestan a que las grandes empresas y el sistema financiero internacional —que van de la mano; apoyados por los gobiernos y la banca central—, arrasen con todo reducto que hayan dejado en pie las políticas neoliberales aplicadas desde los años 80 en el mundo Occidental para acá, y que lo tienen al punto del desastre tanto financieramente como desde el punto de vista político y social.
Desde luego que el mayor impacto es a la población, hablando de las políticas sociales cada vez más ausentes de las bitácoras de los gobiernos, o por la carencia de recursos o porque las políticas restrictivas apuntan claramente a golpear el empleo, el salario, la educación, la salud y el bienestar en general. Y el TPP apunta precisamente a eso: contra las sociedades europeas, para restarles lo que les queda de bienestar obligando a los estados de la des(UE) para que acepten las restricciones de un tratado que será obligatorio para los estados y en contra de la población.
Pues bien. Se trata, ni más ni menos, de un documento secreto publicado por el portal de Julian Assange, redactado por una reunión ministerial de los países del TPP en diciembre de 2013, que habla de “la existencia de una estrategia de privatizaciones de amplio alcance que tienen por objeto restringir severamente a las empresas estatales”. Negociación en secreto.
De acuerdo con la carta: “La mayoría de los países del TPP apoyan obligaciones con esas compañías —que pueden incluir servicios públicos, proveedores de telecomunicaciones, empresas mineras a firmas de inversión estatales—, que vayan más allá de las obligaciones existentes establecidas en acuerdos de libre comercio y por la Organización Mundial del Comercio”.
De ese modo, por un lado las empresas estatales tendrán la obligación de actuar sobre bases de “consideraciones comerciales”, en tanto los gobiernos deberán regular tanto a las empresas de propiedad estatal como a las empresas privadas con “imparcialidad”.
Y las empresas de propiedad estatal no podrán discriminar a las empresas privadas en la compra o venta de bienes; es decir, que las empresas de propiedad estatal deberán ser tratadas bajo el acuerdo comercial, como tales susceptibles de privatizar. Hasta ir más allá de las obligaciones, puesto hacia afuera en los acuerdos de libre comercio existentes y por la Organización Mundial del Comercio.
No obstante, el llamado de atención es sobre las ambiciones del TPP en el sentido de ir sobre los bienes del Estado, por una parte, y por la otra el que su aplicación obligaría a todo lo que cada Estado posea como “administrador” de algún servicio importante para la población, cual sucede con los servicios públicos y las riquezas que están en manos del Estado todavía.
Por tanto, este puede ser el documento más controversial atendiendo a sus efectos de largo alcance o de mayor impacto. Las funciones del Estado no pueden ser concebidas como negocio. Pero por lo visto el TPP atenta contra eso: va por las riquezas que todavía maneja o administran los estados en pro de los intereses de la población.
Y, por tanto la suscripción de tales acuerdos o tratados, de la mano de hacerlos obligatorios por los organismos comerciales mundiales, estarán contra todo lo que suene a “proyecto nacional” o cosa por el estilo. El interés de tales avasalladoras empresas estará por encima de cualquier beneficio de las sociedades ya de por sí golpeadas por las políticas neoliberales. Será el reinado de la mancuerna perversa: multinacionales y grandes bolsas del mundo, negociando en las pizarras el destino de la miseria de los pueblos. Esa será la próxima película del terror, en tiempo real.
Que hay la desventaja de la antigüedad del texto… Eso es verdad, porque nadie sabe, salvo los propios negociantes —usureros y gobiernos, o sus representantes a espaldas de las sociedades estadounidense y europeas— en qué van dichas argucias atentatorias del bienestar de la población de esos países que costó años de luchas y sangre conquistar; ¡ni más ni menos que la historia del capitalismo repleto de lucha de clases, de confrontaciones entre poseedores y desposeídos! ¡Entre ricos y pobres!
¿De qué tamaño es el desfalco, entonces, si el TPP o el TISA (del que hablamos antes: http://www.alainet.org/es/articulo/170907) se aprueban en lo oscurito? Trampas que como instrumentos comerciales son la herencia, primero del GATT, luego de la OMC ¡y otros tantos tratados promovidos desde Occidente, desde los principios del librecambismo! ¡Ah, México con tu TLCAN, con los dientes clavados de la voracidad imperial gringa!
Los tratados como el TPP atentan contra todo ello. Y más aún, contra la libertad de expresión, ¡porque la herramienta que ha propagado la globalización por todo el mundo, el internet ya les estorba a los señores del desfalco! Y ni más ni menos que los Estados Unidos están ansiosos de controlar. Esto conforme al documento en cuestión.
Pero el borrador del texto que publicó también WikiLeaks en noviembre de 2013, del 30 de agosto del mismo año, incluye precisamente el tema de los derechos digitales, adiciones que favorecen a la industria farmacéutica y de patentes. Como el acceso a medicinas que será limitado en tratamientos para enfermedades como el cáncer; la apropiación de patentes para genes de plantas que derivará en el predominio de corporativos como Monsanto en perjuicio de los pequeños agricultores y de los consumidores o la población en general, entre otros impactos.
O simplemente cabe cuestionar ¿por qué motivos el TPP se negocia tras bambalinas y a espaldas de las sociedades, de los gobiernos y de los parlamentos? Países como EUA, Japón, Canadá, México, Malasia, Chile, Australia, Singapur, Perú, Vietnam, Nieva Zelanda o Brunei; más los cabilderos (I’m sorry, “lobistas”) de las multinacionales y los del sector financiero, o las grandes bolsas del mundo occidental, tienen la palabra.
Respuestas, es lo que las sociedades demandan, puesto que serán las principales afectadas. ¡Ese es el reducto de la globalización neoliberal en decadencia que se encamina hacia su propia destrucción! Película del terror neoliberal en acción.

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