Por Teresa Tovar Samanez
Respecto a
educación hay percepciones parciales sobre el mensaje presidencial que exigen
precisiones para esclarecerlos alcances reales de las políticas
gubernamentales.
Repasemos 3
aspectos:
Beca 18 es una experiencia positiva que
beneficia a 45,000 estudiantes de sectores pobres sufragando sus estudios y
proporcionándoles estipendio monetario, computadora personal, etc. En un país
fuertemente segregado las medidas de afirmación positiva ayudan a cerrar
brechas extremas, pero no deben sustituir las políticas redistributivas y el
fortalecimiento de la educación pública. Los
45,000 becados son una cifra mínima frente a los 5 millones de estudiantes
que pertenecen a hogares de extrema pobreza (2 millones, estrato E) o que
tienen ingresos de 780 a 1,800 soles (3 millones de mal llamados “emergentes”
del estrato D).
Una política educativa estructural debe
ofrecer educación gratuita y de calidad para que todos ellos tengan de veras
una oportunidad. Esto no está ocurriendo. Junto al deterioro y abandono de
la educación pública prosigue la “privatización silenciosa” vía crecimiento de
la matrícula en colegios privados (50% en Lima).
El incremento del presupuesto educativo
a 3.5% del PBI está muy lejos de la meta del 6% del Acuerdo Nacional. En
Ecuador el 6% del PBI para educación es mandato constitucional y hoy están en
4,8%. El mensaje no rindió cuentas de por qué no se incrementó este presupuesto
cuando el PBI crecía. Adicionalmente la mayor parte del incremento del 2015 (S/.2500
millones de un total de S/.4000 millones) van a infraestructura vía Asociaciones
Público Privadas y Obras por Impuestos, sobre las cuales hay serios reparos
según estudios recientes en A. Latina: “Infraestructura: ¿para la gente o para
el lucro?” y “Lo que yace bajo la superficie: Una evaluación crítica de las
Asociaciones Público Privadas” . Destinar más recursos a educación exige
decisión política y una reforma tributaria con mayores impuestos a los estratos
de mayores ingresos.
El mencionado incremento de 40% del salario
magisterial ha sido solo para 50,000 maestros que pudieron subir de escala:
8 mil en las escalas V y VI (que ganan entre S/. 2,100 y S/. 3,100) y 42.000 en
las escalas II, III y IV (S/. 1,370a S/. 2,170). La gran mayoría: alrededor de
200,000 maestros sigue ganando lo mismo (S/. 1,248 a S/1,700, escalas I y II).
Solo una parte reducida de ellos podrá duplicar su salario al 2,021 si llegan a
la escala VI. Las escalas VII y VIII no están funcionando. El piso salarial de
la carrera magisterial es de $ 390 (en Ecuador es el doble: $ 817). Adicionalmente,
en vez de incrementar las plazas de ingreso a la carrera (se anuncian 20,000),
sigue creciendo el número de contratados (90,000).
Son medidas
vinculadas a un modelo que, con escasos matices, tiene ya 25 años de
implementación sin haber logrado ni repunte, ni cierre de brechas educativas.
Esta es la agenda pendiente.
Foundation N.
América y Red L. A. sobre Deuda
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