PERU SIN RUMBO Y SIN BRUJULA |
Germán Alarco Tosoni
Mientras que el Congreso de
Colombia acaba de aprobar el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2014-2018 en el
Perú seguimos sin Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN). Ese país,
socio estratégico en la Alianza del Pacífico, a diferencia del nuestro, nunca
abandonó el rol del planeamiento estratégico. La historia peruana del
planeamiento está llena de sinsabores donde destaca su desaparición en 1992 por
el MEF y su renacimiento marginal y sin relevancia alguna a partir de 2008. El
gobierno actual continúa en la misma línea que los anteriores, ya va su cuarto
presidente en cuatro años y el PEDN sigue siendo un documento preliminar para
discusión. Colombia tiene mucho que enseñarnos en esta materia.
El PND se aprueba a través de
una ley orientada a su implantación efectiva. Este se basa en tres pilares: paz
sostenible, desarrollo humano integral y la educación como el más poderoso
instrumento de igualdad social y seis estrategias transversales donde se
incluye la competitividad e infraestructura, la transformación del campo, buen
gobierno, movilidad social, entre otras. No se asustan por mencionar las
estrategias regionales para la gestión territorial. En sus primeros artículos
se describe el plan nacional de inversión pública y sus fuentes de financiamiento.
La ley presenta tanto el programa de inversiones como el detalle de programas y
acciones concretas por cada uno de sus seis ejes transversales.
La última versión preliminar
del PEDN del Perú es un documento extenso, más cuantitativo que sus versiones previas,
razonablemente presentado y con una sección final relevante sobre el país al
2050. Sin embargo, respecto de su versión previa de marzo de 2012 se eliminaron
los ejes: reducción de las desigualdades, ciencia-tecnología e innovación e
inserción soberana al mundo. También se abandonó las visiones regionales al
2021, la priorización, una presentación administrativa sectorial para que cada
quien sepa lo que debe hacer y el establecimiento de necesidades de inversión.
Se retoma la visión de país de la versión de 2011 olvidándose que de acuerdo a
las encuestas mencionadas en ese documento la prioridad de los ciudadanos se
encuentra aún en la problemática económica.
El primer PEDN se aprobó solo
un mes antes que terminara el gobierno aprista. Nadie sabe qué ocurrirá con
esta versión preliminar que tiene muchos lugares comunes y menos creatividad. A
la par del Plan, CEPLAN y el planeamiento prospectivo estratégico deben ser
funcionales al Estado y a la Sociedad. También se requiere de una reforma
institucional que le proporcione una posición clave. Si todo esto no ocurre
seguirá llegando tarde y no será más que un bello cuadro decorativo avasallado
por las urgencias de la coyuntura y la improvisación.
http://diariouno.pe/columna/pais-sin-rumbo/
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