¿Chang y García como coautores? |
Por: Herbert Mujica Rojas
Con vertiginosa
dinámica se va derrumbando lo que se construyó en ciénaga de inmoralidad
cancelando a un partido político que en 1979 había ganado en casi todo el Perú
y que gracias a su habilidad de Midas al revés, en 1980 apenas si conservó los
bastiones de Cajamarca, La Libertad y Lambayeque. El próximo 5 de octubre, el
alanismo, ese cáncer putrefacto, terminará de confirmar las ominosas derrotas
totales del Apra en todo el país. La miseria de su protagonista depredador es
impresionante.
Poco a poco se va
conociendo que sus títulos pomposos y obesos adolecían de una falla radical
contra la fe pública: ¡eran honores fraguados y aderezados con la complicidad
delincuencial de no pocos obsecuentes! ¡Ni doctor y, tal como van las cosas, ni
siquiera magíster! Voces hay que hasta impugnan su grado abogadil.
¿Actuó sólo Alan
García y su aplanadora contra todo aquél que opusiese razón o reflexión a su
enfermiza megalomanía? ¡De ninguna manera! La desmovilización reaccionaria de
masas militantes acostumbradas al cántico combativo y al respeto a sus líderes
cuyo mejor diploma ciudadano era el ser honestos, promovió cantinelas de la
peor estofa: "¿cómo es la mía?" y "la plata viene sola".
Sin trabajo conocido, ni herencia asentada en libros contables limpios, este
señor está asociado al manejo de enormes masas dinerarias de las que nadie sabe
su origen. Y, ciertamente, la prensa o los miedos de comunicación ¡ni siquiera
cuestionan! las muy controvertidas y opíparas fuentes.
La palabra moral
espetada a aquél, asemeja al término "cultura" que escandalizaba al
nazi Goebbels quien afirmaba que desenfundaba el revólver con su sola mención.
Carente de cualquier sentido moral Alan ha atropellado a tirios y troyanos,
destrozado familias, encubierto intrigas, fabricado entuertos de fétido olor
nauseabundo. Sus capituleros ya no atinan a encontrar defensa y se guarecen en
lugares comunes y reiterativos.
Afirma con
enérgica puntualidad el prestigioso penalista, Guillermo Olivera Díaz: "¡Cárcel
para Chang y García como coautores de grave delito de falsificación de
documento público! Lo que sospechábamos: ¡Alan no es real magíster sino bamba!
Ni siquiera
cumplía los requisitos para inscribirse como alumno de la maestría que la
universidad de Chang dice que imparte.
Nunca asistió a
clases, ningún otro alumno estudió con él, no conoció materialmente ni el aula,
tampoco presentó tesis, ni la expuso en acto público ante jurado calificador.
¡Todo fue farsa
montada por el rector Chang y su pupilo García!
¿Incubo y súcubo
de la pareja criminal o igual participación?
Como fuere: ambos
son responsables de delito contra la fe pública.
¡El grado de magíster de Alan García también
es FALSO!
¡CHANG ES COAUTOR de esta FALSA MAESTRÍA DE
GARCÍA!"
¿Comprenderán los
jóvenes apristas que a ellos toca la ineludible tarea de erradicar la presencia
del malandrín obeso? No tienen otra salida. Hablo de los honestos, los
delincuentes están atrapados porque son parte de la farra acometida contra los
dineros del pueblo.
Palidecen los
pseudo-argumentos de un "antiaprismo" que nada tiene que ver con
García Pérez quien ha negado, de hecho y de derecho, cualquier honestidad,
clave y herramienta fundamental en la ideología del partido que fuera creado
por Haya de la Torre. Empequeñecidos hasta la náusea seguirán gritando "al
ladrón, al ladrón", en la falsa expectativa de distraer a la opinión
nacional que condena, cada día más, al hampón.
Forma parte el
sujeto de quien hablamos de esa generación fracasada que no ha sabido darle al
Perú altura de horizonte ni plan nacional ni orgullo cívico. Es ínclito tuerto
en tierra de ciegos a quien se reputó como alguien brillante. En océanos de
mediocres, uno algo más conciente de estas taras, podía haber parecido
"inteligente".
El nadir aguarda
su confirmación documentaria. Es hora de la justicia y que el delincuente con
sus taifas se alojen en la cárcel. Tarea de honor de las nuevas promociones
peruanas al margen de partidos, tiendas o capillas. El asunto transita por la
exterminación velis nolis de estos capituleros inmorales y estafadores. Así de
simple.
Herbert Mujica Rojas
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