En esta foto del 11 de julio de
2014, estudiantes cubanos salen de la Universidad Central Marta Abreu, en Santa
Clara. La USIAD, tratando de convertir a jóvenes cubanos en “agentes de
cambio”, envió su proyecto a Santa Clara e hizo conexión con un grupo cultural
que se hacía llamar “Revolución”. Foto: Franklin Reyes / AP.
Revelaciones
La agencia de noticias indica
que los latinoamericanos enviados eran "jóvenes inexpertos".
Una investigación de la
agencia The Associated Press (AP) indica que jóvenes de Costa Rica, Venezuela y
Perú fueron enviados en un lapso de dos años a Cuba por parte de la Agencia de
los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con el objetivo de
incitar una rebelión en secreto y fortalecer a la oposición.
La agencia menciona que los
peruanos Felipe Valencia Dongo y José Gálvez Agurto conocían que su misión era
de naturaleza clandestina, la cual se habría cancelado por temas de seguridad y
por no haber conseguido ganarse la confianza de sus objetivos radicados en
Cuba.
Felipe Valencia Dongo es
asesor de Jaime Saavedra, ministro de Educación. AP menciona que intentó
contactarse con los peruanos, pero ellos no aceptaron brindar sus descargos.
AP menciona extractos de una
conversación vía Skype que habrían llevado a cabo estos peruanos con Irving
Pérez, de Creative Associates Internacional, contratista de la Agencia de
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Pérez les recordó en una charla
por Skype el 3 de septiembre de 2010 que "es necesaria una discreción
total" sobre la misión, iniciada entonces hacía un año y que comenzaba a
trastabillar.
"Como diría la canción:
'Este secreto que tienes conmigo nadie lo sabrá' ", dijo Gálvez, cuyo perfil
en LinkedIn dice que estudió el año pasado Administración de Empresas en la
Universidad de Stanford, en California.
Valencia Dongo tranquilizó
igualmente a Pérez, quien con su pulido inglés ha trabajado en la organización
Grameen de micropréstamos en Colombia y es miembro dela iniciativa Global
Shapers del Foro Económico Mundial.
Bernarda Quintanilla, la madre
de Valencia Dongo, era la representante legal de Strendia, la empresa asesora
que su hijo y Gálvez crearon para recibir dinero de la USAID.
DATOS
Valencia Dongo viajó a Cuba a
los 21 años, esto en compañía de Geraldine García, que tenía 22 años entonces.
La ahora trabajadora del Minedu, en declaraciones a AP, dijo que conocía que la
misión del asesor era "establecer contactos".
MÁS INFORMACIÓN DE LA OPERACIÓN CLANDESTINA
Una nueva investigación de la agencia Associated Press
publicada este domingo revela un programa encubierto del gobierno de Barack
Obama, para enviar en a jóvenes latinoamericanos a Cuba con fines de subversión
política.
Esto ocurrió después de la captura del contratista Alan
Gross, lo que significa que tales programas no se detuvieron a pesar del
terremoto político que generó el encarcelamiento de este empleado del gobierno
de EEUU.
Utilizando como cobertura la supuesta ayuda a programas
de salud, en realidad viajaron a la Isla para propiciar un cambio político, en
“una operación clandestina que puso a los extranjeros en peligro”, asegura AP.
Iniciado a principios de
octubre de 2009, el proyecto a cargo de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo
Internacional (USAID) envió a Cuba a jóvenes de Venezuela, Costa Rica y Perú
“con la esperanza de incentivar una rebelión”.
Los viajeros trabajaron de
manera encubierta, a menudo haciéndose pasar por turistas, y viajaron alrededor
de la isla intentando identificar a personas que podrían convertirse en
activistas políticos, añade la agencia.
En un caso, los agentes
organizaron un taller de prevención del VIH que, de acuerdo con los memos a los
que accedió AP, eran “la excusa perfecta” para los objetivos políticos del
programa -una táctica que podría socavar los esfuerzos de Estados Unidos para
mejorar la salud a nivel mundial, asegura la agencia.
Pero sus esfuerzos estaban
plagados de incompetencia y de riesgo, de acuerdo con la investigación de The
Associated Press. Estos agentes recibieron un seminario de 30 minutos para
“evadir la inteligencia cubana” y no parecía haber ninguna red de seguridad
para estos agentes sin experiencia en caso de que fueran capturados, dice la
agencia.
Entre los documentos que
obtuvo AP, uno aseguraba: “a pesar de que nunca hay total certeza, puedes tener
confianza de que las autoridades no van a tratar de hacerte daño físicamente, sólo
te van a asustar… Recuerda que el gobierno cubano prefiere evitar los informes
negativos de los medios en el extranjero, por lo que un extranjero golpeado no
es conveniente para ellos.”
En total, casi una docena de
latinoamericanos fueron utilizados en este programa contra Cuba, por un salario
de 5.41 dólares la hora.
La AP demostró que la USAID y
su contratista, Creative Associates International, continuaron los programas
subversivos contra Cuba, a pesar de que los funcionarios estadounidenses
dijeron en privado que habían considerado suspender los viajes a Cuba tras la
detención del contratista Alan Gross, quien permanece encarcelado luego de
introducir en la Isla tecnología ilegal bajo las órdenes del gobierno de EEUU.
Este es un programa adicional
al llamado “Twitter cubano”, conocido como ZunZuneo,
puesto en marcha por la USAID en 2009 y descubierto por la AP en abril. El
Inspector general de la USAID está investigando ese programa, que terminó en
septiembre de 2012.
Las autoridades estadounidenses
afirmaron que la USAID organizó programas “discretos” [1], como ZunZuneo para
aumentar el flujo de información. Pero la investigación anterior de la AP
encontró que el ZunZuneo era de naturaleza política y manipuló a los abonados
sin saber que el servicio estaba pagado por el gobierno de EE.UU. con objetivos
de cambiar el régimen en la Isla
Tanto este programa de agentes
viajeros como el ZunZuneo forman parte de un esfuerzo de varios millones de
dólares de la USAID para efectuar el cambio en países políticamente incómodos
para Washington, y los datos del gobierno así lo demuestran, asegura AP.
Pero los programas examinados
por la AP no parecían lograr sus metas y han operado bajo un organismo cuya
fachada es la ayuda internacional, pero que en realidad se ocupa también de
operaciones clandestinas. La CIA se comprometió recientemente a dejar de utilizar
los programas de vacunación para reunir información de inteligencia, como
el que ejecutó en Pakistán, supuestamente dirigido contra Osama bin Laden.
El programa de los agentes
viajeros comenzó con el gobierno del Presidente Barack Obama, que inició su
mandato asegurando un “nuevo comienzo” con Cuba, después de décadas de
desconfianza, lo cual plantea interrogantes sobre si la Casa Blanca en realidad
tiene una política coherente hacia isla, añade AP.
Sobre la base de documentos y
entrevistas, la AP encontró que el programa de los viajeros utilizó tácticas
espionaje para ocultar las actividades de los agentes. Por ejemplo tenían
códigos para comunicarse: “me duele la cabeza” significaba que sospechaban que
estaban siendo monitoreados por las autoridades cubanas; “tu hermana está
enferma” era una orden para acortar el viaje.
“Nos las ingeniamos para que
el gobierno de aquí no supiera que estábamos viajando a Cuba y ayudando a esos
grupos” dijo Yajaira Andrade, una ex funcionaria de una organización
venezolana. “Porque fue entonces cuando el Presidente Hugo Chávez estaba en el
poder y si él hubiese sabido acerca de nosotros – que algunos venezolanos
trabajábamos para provocar rebelión – nos hubiesen llevado a la cárcel.
Para evadir a las autoridades
cubanas, los viajeros instalaban contenidos de aspecto inocente en sus
computadoras portátiles para ocultar la información sensible que llevaban.
También utilizaron memorias flash cifradas para ocultar sus archivos y enviar
mensajes de correo electrónico cifrados, un sistema que podría haber despertado
sospechas.
Es ilegal en Cuba, como en el
resto del mundo -incluido EEUU- operar bajo la orden de programas para un
cambio de régimen pagados desde el extranjero. Sin embargo, se mantuvo y los
contratos se firmaron días después de la detención de Gross.
“Arrestaron a un contratista
de otra agencia. Eso podría ser peligroso”, decía un mensaje por Skype que se
intercambiaron dos trabajadores del proyecto. “Gracias a Dios que él no es de los
nuestros.”
Los documentos muestran que
Creative Associates aprobó que los agentes viajeros llevaran dinero en efectivo
para los contactos cubanos, pero no podían decir que los fondos provenían del
gobierno de los EE.UU..
Héctor Baranda quien era un estudiante
universitario en Cuba cuando se hizo amigo de un grupo de viajeros venezolanos,
dijo que le sorprendió escuchar de la AP que ellos trabajaban para el gobierno
de Estados Unidos y que habían hecho un perfil de Baranda.
“¿Cómo te sentirías si ofreces
tu amistad sincera y recibes este tipo de noticia?” preguntó Baranda.
El proyecto de agentes
viajeros a Cuba fue financiado con el mismo dinero federal que pagó por el
programa ZunZuneo. Pero USAID aún tiene pendiente darle a AP una copia completa
de los contratos cubanos bajo la Ley de Libertad de Información que se
introdujo hace más de tres meses atrás.
“Propiciar una rebelión”
Mientras Murillo [Ver 1] y
otros viajeros costarricenses se centraron en montar el taller de prevención de
VIH y otros programas, los jóvenes viajeros venezolanos y peruanos fueron
enviados a las universidades de Cuba. Su misión, según documentos y entrevistas,
era reclutar a estudiantes con el objetivo a largo plazo de que se volvieran en
contra de su gobierno.
A finales de 2009, Creative
Associates contrató a la abogada venezolana Zaimar Castillo, que entonces tenía
22 años, y que dirigía una organización llamada Renova. Castillo declinó hacer
cualquier comentario pero la administradora pasada de la organización, Yajaira
Andrade, dijo que ella y otras fueron llevadas a San José, Costa Rica, para
recibir cursos de entrenamiento.
“Nos dieron una semana de cursos
para decirnos que era lo que íbamos a hacer, y cómo lo íbamos a hacer”, dijo
Andrade, que se autodenominaba como la “mamá” de las jóvenes activistas.
Crearon una cuenta bancaria en
Panamá, un paraíso para la banca anónima, para que la organización recibiera su
pago en dólares.
El 24 de abril, tres
trabajadores de Renova aterrizaron en La Habana para una visita prevista para
un mes. La historia que les iba a servir de “fachada”, según un documento
interno, era que viajaron a la isla a visitar a amigos que tenían en Cuba.
“Es fundamental que ellas no
se obsesionen”, dijo en tono de advertencia un gerente de Creative Associates
en una conversación en Skype. “De lo contrario, en el terreno se van a
paralizar… o se van a traicionar entre ellas… y ambas cosas serían fatales”.
Los venezolanos visitaron las
residencias estudiantiles en el campus de una universidad en Santa Clara y
viajaron los fines de semana a conocer a las familias de los estudiantes. Otro
grupo de jóvenes peruanos, independiente de éste, fue enviado a esa universidad
en Santa Clara.
En una bitácora de viaje que
se lee como un informe de inteligencia, los venezolanos describieron a los
alumnos y las instalaciones del campus con mucho detalle y tomaron nota de sus
quejas y presuntos problemas de equidad que podrían ser utilizados. Los
estudiantes que podrían reclutarse fueron listados por nombre, luego se les
elaboró un perfil y sus cualidades como líderes se evaluaron en una hoja de
Excel.
Luego, el reporte pasó a
describir la cultura política de la universidad, enumeró el rol de la Juventud
Comunista, que buscaba a los mejores y más brillantes para nombrarlos en cargos
en el Partido Comunista después de graduados. Las quejas de los alumnos también
fueron detalladas: mala comida, servicio de agua y electricidad intermitentes,
goteras en los techos. Los estudiantes temían al estado, de acuerdo con la
bitácora, no estaban satisfechos con su realidad económica, pero igualmente no
querían involucrarse en acciones contra su gobierno.
El hecho de que los
estudiantes constantemente criticaran al gobierno, dice uno de los informes,
“nos asegura tener beneficiarios con la mente clara en cuanto a los objetivos
que perseguimos”.
Después de visitar dos
universidades en dos ciudades, los consultores venezolanos identificaron a un
“grupo-meta (grupo objetivo)” que estaría opuesto al gobierno y que tenía
habilidades organizativas, pues organizaron actividades como un campamento y un
“festival universitario”, según muestran documentos.
“Ellos estaban haciendo su
grupo, y había un grupo de 30 personas, hubo un grupo de científicos jóvenes,
de universidad, para dar la rebelión contra el gobierno”, dijo Yahaira Andrade,
la administradora de Renova.
No hay evidencia de si los
objetivos políticos se realizaron. De hecho, los estudiantes cubanos
contactados dijeron en entrevistas realizadas recientemente con la AP que se
sorprendieron al descubrir que sus amigos extranjeros estaban actuando en
representación del gobierno de Estados Unidos.
“Eran nuestros amigos”, dijo
el cubano Héctor Baranda, quien encabezaba la lista de los posibles rebeldes
que habían hecho los venezolanos.
Baranda cree que el grupo de
venezolanos confundió el quejarse del estado de las cosas, típica del pueblo
cubano, con el asumir tendencias disidentes. “El cubano siempre dice ‘ahhh’
siendo grandes o pequeños (los problemas)”, dijo Baranda.
LOS CUBANOS SE DAN CUENTA
Cuba considera subversivas
todas las actividades de promoción del cambio de régimen por parte de USAID,
castigables hasta con diez años de prisión. Para los viajeros era una actividad
peligrosa.
Con el tiempo, Creative
Associates ajustó su estrategia de seguridad: abandonó el uso de discos
portátiles de memoria cifrados con la palabra obviamente reveladoras como
“Ironkey”, que constituía casi una confesión para los agentes de seguridad del
aeropuerto. Se alentó a los viajeros a archivar en sus computadoras portátiles
fotos e información personal para ocultar el material de la misión.
En caso de un arresto, el
nombre de Creative Associates no se mencionaría, decía un reporte, y los
jóvenes viajeros debían contactar a la embajada de su país en Cuba.
Si los interrogaban, Creative
Associates aconsejó a los viajeros que se mantuvieran relajados. Debían
recordar que “nada de lo que usted ha hecho durante su viaje es ilegal, de
ninguna manera, en ninguna sociedad democrática y abierta. De esa manera,
logrará mantener una apariencia calmada durante el interrogatorio”.
Pero a pesar de esfuerzos por
ocultar sus intenciones, para finales del 2010 había señales de que las
autoridades cubanas estaban dándose cuenta de lo que ocurría.
Un oficial de seguridad le
preguntó a Murillo, el costarricense, sobre el origen del financiamiento del
proyecto. Creative Associates concluyó que el interrogatorio “no deja duda
sobre el interés que generaron en la policía estatal”.
Peor aún, un informe de
seguridad de diciembre sugirió que las autoridades cubanas se habían dado
cuenta que Estados Unidos estaba usando a jóvenes en vez de a los miembros
conocidos de la oposición que ya son mayores.
Cuando un cubano preguntó a
uno de los viajeros por qué estaba interesado en su país, el joven le respondió
que su organización trabajaba en muchos países.
“Por supuesto, esto no es
exacto”, indicó un informe. Si las autoridades cubanas verificaban los hechos,
habrían conocido que era una mentira.
El tres de septiembre de 2010,
Irving Pérez, un gerente de Creative Associates, convocó a una reunión por
Skype para anunciar un cambio de estrategia.
“Nuestro programa no va a
impulsar más viajes a la isla, o al menos no como columna vertebral de la
operación”, dijo Pérez a los viajeros en la charla por Skype. Varias de las
asignaciones de fondos se eliminarían, entre ellas la de los venezolanos.
En vez de viajar a Cuba, ellos
tratarían de ayudar a ciertos “contactos estrella” cubanos a que recibieran una
visa de salida y capacitarlos en otro país. Los “beneficiarios” cubanos que
quedaban en la isla recibirían pagos en efectivo para financiar las actividades
de reclutamiento. Subcontratistas de Creative Associates llevarían el dinero a
la isla usando “mulas”, término adoptado del narcotráfico.
Ellos “tratarían de manejar el
proyecto a control remoto”, explicó Pérez.
Pero esa estrategia tenía sus
peligros.
UN ATAQUE AL CORAZÓN
Durante un mes, Pérez le había
estado pidiendo un informe a un par de estudiantes universitarios cubanos, pues
estaba ansioso por presentar sus documentos a USAID.
Los alumnos estaban usando el
sistema de correo electrónico cifrado Hushmail, lo que pudo haber sido una
señal de alerta para las autoridades cubanas.
“Tenemos razones para creer
que han estado bajo fuertes presiones de las autoridades universitarias”, dice
un informe de Creative Associates. “No se recomienda en este momento que se
trate de contactarlos nuevamente”.
La asignación de fondos a los
costarricenses se acabó con el tercer viaje de Murillo a la isla en junio de
2011. Creative Associates quería que Murillo entregara dinero, compilar
reportes y ayudar a solicitar las visas de salida. A los jefes del proyecto en
San José les preocupaba que Murillo fuera indiscreto. “¿Por qué no usan
Hushmail?”, se lamentó uno.
Para entregar el dinero, los
contratistas discutieron la posibilidad de enviarlo con familiares de Murillo.
Uno de los gerentes del proyecto en San José escribió: “hay que recordar que la
‘mula’ no sabe exactamente para qué es ese dinero ni de dónde proviene”.
Al final, la “mula” era un
amigo de infancia de Murillo, quien contó su experiencia a la AP en una
entrevista con la condición de no ser identificado. El amigo, quien vive en San
José, dijo que su asociación con la agenda política de USAID en Cuba podía
poner en peligro su empleo.
Explicó que su capacitación de
seguridad la hizo por Skype y demoró media hora. “Se me aclara que tengo que
tener cuidado porque el dinero que llevamos es gringo”, dijo.
Después de llegar a La Habana,
Murillo y su amigo viajaron a Santa Clara a reunirse con el grupo artístico
“Revolución”. Uno de los integrantes, no Barbosa, les dijo que le entregaran el
dinero que llevaban, dijo.
“Nos amenazó directamente con
que si no le dábamos el dinero iba a las autoridades a denunciarnos”.
MURILLO DECLINÓ COMENTAR AL RESPECTO.
Preocupados, los viajeros se
apresuraron a regresar a La Habana, e invocando uno de los códigos de seguridad
desde un hotel, abandonaron el proyecto. El amigo estaba aterrorizado.
Todos los documentos del
programa se pueden descargar aquí:
(Con información de la agencia
AP)
Fernando Murillo es el
perfecto ejemplo del tipo de latinoamericanos que una agencia nacional del
gobierno de Estados Unidos envió a Cuba a trabajar de incógnito. Tenía muy poco
entrenamiento para sortear los peligros que implican trabajar en operaciones
encubiertas o cómo evadir a uno de los servicios de contra-inteligencia más sofisticados
del mundo. Su tarea consistía en reclutar a jóvenes cubanos para que hicieran
activismo en contra del gobierno comunista de la isla, cuya misión ejecutó
organizando programas que estaban disfrazados de actividades cívicas,
incluyendo un taller de prevención sanitaria. Murillo tenía instrucciones de
comunicarse cada 48 horas y lo podría hacer usando una serie de códigos de
seguridad acordados. [1] El costarricense Fernando Murillo era el jefe de una
organización de derechos humanos en Costa Rica llamada Fundación Operación Gaya
Internacional, y fue contratado por Creative Associates con la misión de
convertir jóvenes cubanos en actores políticos efectivos contra el gobierno de
la Isla. Se dirigió a Santa Clara, una ciudad ubicada a tres horas de La
Habana, donde Murillo se conectó con un grupo cultural que se hacía llamar
“Revolución”, una modesta agrupación de artistas que se dedicaban a la música
electrónica y la producción de vídeo.
Murillo no llevaba mucho
tiempo en el lugar cuando Carlos Pozo, un policía de seguridad estatal cubana,
se dio cuenta de su presencia, un hecho que Murillo reportó a Creative
Associates, según documentos.
Si la idea era llevar a cabo
una serie de seminarios para reclutar a nuevos “voluntarios”, Murillo
necesitaba una temática que fuera atractiva tanto a potenciales miembros y que
fuera aprobada por el estado cubano.
Eso era, un taller de
prevención del VIH podría servir.
Meses más tarde, en noviembre
de 2010, el taller atrajo a 60 jóvenes. El agente Pozo también participó -lo
que prueba, dijo Murillo entonces, que la fachada del taller estaba
funcionando.
El taller supuestamente iba a
ofrecer clases de educación sexual a sus asistentes para que supieran como
prevenir el contagio del VIH. Por ejemplo, se les iba a enseñar cómo usar
apropiadamente un condón.
“Los cubanos expresaron su
deseo por informarse y recibir un taller sobre la prevención del VIH y el
taller ayudó a satisfacer esas necesidades; dijo USAID en respuesta a preguntas
escritas por la AP.
Cuando fue contactado en San
José, Costa Rica, Murillo dijo que no podía hablar sobre los detalles de su
incursión a Cuba porque había firmado un acuerdo de confidencialidad que le
prohíbe divulgar cualquier información. En el informe de seis páginas que
Murillo envío a Creative Associates sólo mencionó una vez el taller de
prevención del VIH para resaltar que se trataba de la “excusa perfecta en el
tratamiento del tema de fondo”.
Manuel Barbosa, uno de los
fundadores del grupo de artistas Revolución, dijo en reciente entrevista en
Santa Clara que los costarricenses nunca le dijeron que ellos estaban
trabajando para USAID. Dijo también que no tenía inclinación alguna en contra
del gobierno cubano y que, de hecho, su abuelo era un “mártir de la revolución
(cubana)”.
Vea además: Estados Unidos
envió latinoamericanos a Cuba como agentes subversivos, según AP, en el
Periódico Granma
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