DEFIENDE LAS NECESIDADES DE LOS DESAMPARADOS
Sus tesis contra el
capitalismo sin restricciones y a favor de priorizar las necesidades de los
pobres antes que las eclesiásticas encuentran un aliado en Jorge Bergoglio.
Medio siglo de condenas después, el papa Francisco acerca a la Iglesia a esta
Teología con el perdón al exministro sandinista Miguel D'Escoto
CARLOS DEL CASTILLO Madrid
Miguel D'Escoto, ofreciendo
una charla delante de la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional y
la imagen del líder nicaragüense Augusto Sandino.
Miguel D'Escoto, ofreciendo
una charla delante de la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional y
la imagen del líder nicaragüense Augusto Sandino.AFP/Miguel Alvarez
Afirman sus adeptos que la
Teología de la liberación es más actual que nunca. A pesar de que las
situaciones que la motivaron, como el intrusismo estadounidense en los
gobiernos latinoamericanos o la propagación de las tesis marxistas entre los
clérigos de un pueblo oprimido durante siglos quedaron atrás, su ideología
parece haber madurado al compás de un mundo con un abismo cada vez mayor entre
ricos y pobres.
El Vaticano, con el primer
papa Francisco a la cabeza (referencia a Francisco de Asís, que eligió
renunciar a las propiedades materiales y vivir en la más estricta pobreza) se
acerca cada vez más esta ideología, que defiende que las necesidades de los
desamparados deben tener prioridad sobre las de la Iglesia como institución.
La audiencia personal de
Francisco con Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la Teología de la
Liberación, en septiembre de 2013, fue un rayo de esperanza para sus
seguidores. Esperanza que se confirmó este lunes con el perdón papal a Miguel
D'Escoto, ministro de exteriores de Nicaragua durante el Gobierno sandinista.
"La actitud de Francisco
es diferente, está muy influenciado por la vertiente argentina de la Teología
de la liberación"
"Es un acercamiento a
estos teólogos y teólogas, muy perseguidos por los dos anteriores papas, que
muestra que la actitud de Francisco es diferente", afirma Juan José
Tamayo, uno de los principales adeptos españoles de esta ideología y director
de la cátedra de Teología de la Universidad Carlos III.
"No puede ser considerado
un teólogo de la liberación —aclara en una conversación Público— pero está muy
influido por la corriente argentina, una vertiente de la Teología que reconocía
una importancia especial dentro de sus análisis al concepto de 'pueblo',
considerado desde el punto de vista cultural, mientras que la otra corriente,
la mayoritaria dentro de la Teología de la Liberación, acentuaba más el
componente 'clase social' y la realidad económica como elemento a
denunciar".
La Teología de la Liberación
tuvo su auge en los años sesenta y setenta del pasado siglo en América Latina.
Conectando el servicio al
pueblo con la política, numerosos eclesiásticos participaron en movimientos de
revolución y emancipación nacional, para después ocupar puestos de relevancia
en los nuevos gobiernos.
Fue el caso de D'Escoto.
"Aceptó participar en el Gobierno sandinista porque era posiblemente la
persona más adecuada, viene de una familia de diplomáticos y es una persona con
gran capacidad de diálogo", explica Leonardo Boff, otro de los más
destacados teólogos de la liberación, sobre el religioso de 81 años nacido en
Estados Unidos.
"El problema de América Latina no era el marxismo sino el
capitalismo salvaje"
Papas Tanto Karol Wojtyla como
Joseph Ratzinger, anteriores cabezas de la Santa Sede, castigaron duramente a
los teólogos de la liberación, cercenando la propagación de esta ideología.
La primera reprobación llegó
cuando Juan Pablo II, que llegó a manifestar que la liberación era
"necesaria" para la Iglesia, increpó severamente a Ernesto Cardenal,
monje y ministro nicaraguense, cuando éste le recibió arrodillado en una visita
al país del entonces papa. Ratzinger, prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe (nombre actual del órgano inquisitorial de la Iglesia) antes
que papa, manifestó que las "consecuencias" de la Teología de la
liberación, "hechas de rebelión, división, ofensa y anarquía", aún se
hacen sentir, "creando gran sufrimiento y grave pérdida de fuerzas
vivas".
La sombra de la ideología comunista preocupó tanto a Juan Pablo II como
a Benedicto XVI.
El primero fue clave en la
caída de la Unión Soviética. "Juan Pablo II nunca se liberó de su obsesión
por el comunismo, cosa que podemos comprender por su situación en
Polonia", sostiene Boff en declaraciones a Público. Tanto él como Juan
José Tamayo fueron castigados por la Santa Sede por su cercanía con las tesis de
la liberación. Sin embargo, el teólogo brasileño explica que los religiosos que
participaron en los gobiernos de izquierdas latinoamericanos "no buscaron
el poder sino el servicio al pueblo".
"El gran problema de
América Latina no era el marxismo sino el capitalismo salvaje y las dictaduras
militares que oprimían a todos", opina Boff, que asegura que aunque
"la Teología de la liberación no es tan visible como cuando era
polémica", eso "no quiere decir que esté ausente".
De hecho, la crisis económica
ha renovado la vigencia de sus teorías.
"Es una Teología viva,
especialmente como Teología de referencia de los grupos de base, de los grupos
protierra, techo, derechos humanos, indígenas o mujeres", prosigue,
destacando su presencia en África o Asia, además de en América Latina y países
"del Primer mundo".
¿Una Iglesia anticapitalista?
Las tesis de la liberación,
opuestas al modelo de desarrollo capitalista, han encontrado un aliado en la
cabeza de la Santa Sede en un momento inesperado. Tras dos papas que
defendieron la ortodoxia, la primera encíclica de Jorge Bergoglio condenó el
"capitalismo sin restricciones" como "una nueva tiranía"
motivada por el "ideal egoísta".
"Francisco es más que un
nombre. Es un nuevo proyecto de Iglesia sencilla, pobre, abierta a
todos"Algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que
todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra
provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta
opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza
burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los
mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los
excluidos siguen esperando", escribía Francisco en 2013.
Si Francisco continúa con los
perdones papales a los teólogos de la liberación, "se podría empezar a
hablar del encuentro entre el Vaticano y sus teorías", expone Tamayo.
Boff, por su parte, reconoce los teólogos se sienten "identificados y
rescatados" en los "discursos y gestos" de Bergoglio.
"Francisco es más que un nombre. Es un nuevo proyecto de Iglesia sencilla,
pobre, abierta a todos y un proyecto de humanidad que busca convergencias en la
diversidad, el cuidado por la Madre Tierra y la paz tan violada en tantas
partes del mundo", conluye.
http://www.publico.es/internacional/537528/la-crisis-economica-resucita-a-los-teologos-de-la-liberacion?src=lmGp&pos=4
No hay comentarios:
Publicar un comentario