En la época de Fujimori, se empezó a usar procedimientos
como el de los arrepentidos, los testigos encubiertos y los jueces sin rostro
que se decían que eran los más eficaces para procesar a la cúpula de Sendero y
el MRTA, y evitar que fuesen amedrentados con amenazas sobre sus vidas. Pero el
problema era que una justicia con testigos invisibles y magistrados
enmascarados, se prestaba para que cualquiera fuera acusado, para inventar
testigos y para que en vez de jueces verdaderos pudiese haber cualquier persona
detrás de un vidrio opaco y de una voz distorsionada.
Son cientos si no miles los que sufrieron procesos
injustos que luego obligaron a que se creara la Comisión Lanssiers, para
estudiar los casos y recomendar indultos cuando se comprobara que se había
condenado a inocentes o personas que no habían participado de actos de
violencia. Uno podía creer que las metodologías dictatoriales, ya habían cesado
con la democracia que empezó en noviembre del 2000, democracia mediocre y
aterrorizada, pero sujeta a ciertas garantías que todos deben respetar.
Pero cuando se conoció el caso Obregón, la excongresista
nacionalista detenida con otros
dirigentes de las zonas cocaleras del Huallaga, por supuestamente tener
vínculos con el narcotráfico y Sendero, en sus dos fracciones, y las pruebas
que se presentaban eran testimonios de anónimos declarantes que indicaban
fechas y lugares en los que se habrían producido los encuentros clandestinos,
era como para sospechar que nuevamente estábamos entrando en uno de los
círculos del infierno donde cualquiera puede terminar incinerado.
Tengo en mis manos algunas evidencias que irán saliendo
cuando complete la información que necesito, para probar de qué manera se
fraguó el caso contra Nancy Obregón; pero ahora lo que está saliendo a luz es
la investigación hecha para la detención del Movadef y lo que se encuentra es
otra vez una falsificación grosera, que las están poniendo en evidencia
periodistas que no tienen la mínima gana de hacerle de caja de resonancia a los
seguidores de Guzmán, pero que están seguros que mucho peor es sustentar la
defensa del Estado en una redonda mentira.
En este momento, está totalmente demostrado que el
denunciado encuentro de Crespo con Artemio el año 2008, en algún lugar del
Huallaga para pactar una entrega de dinero procedente del narcotráfico, que
mereció un despliegue espectacular de El Comercio que quería dar la impresión
que había acabado con todas las dudas sobre la operación Perseo, nunca existió,
porque el mismo día que se dice que el abogado andaba por la selva, estaba en
realidad en la Base naval con Guzmán. ¿Por qué se mintió, si se sabía de acuerdo
a los informes internos que el “testimonio” era antojadizo? La razón es
sencillísima. Calcularon que nadie iba a decir nada. Con esos, mejor presos que
libres. Pero ahora están armándole una acusación semejante a los dirigentes de
Cajamarca. ¿Hasta dónde se puede llegar?
www.rwiener.blogspot.com
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