César Lévano |
PERSEO 2014
La captura de dirigentes del Movadef despierta sospechas,
no respecto de Sendero Luminoso, sino respecto al gobierno de Ollanta Humala y
Nadine Heredia. Permite afirmar que, si no es un torpe recurso psicosocial,
puede ser el preludio de una vasta represión macarthista.
Las acusaciones contra el grupo apresado son fruto, dicen
las autoridades, de dos años de investigación. ¿Qué ha descubierto tan denodado
esfuerzo? Que los apresados son senderistas. Gran cosa. Eso lo sabía hasta la
cándida Eréndira.
Otra revelación contra los presos es que recibieron
dinero del narcotráfico a través del senderista “Artemio” que operaba en el
Alto Huallaga. También eso era sabido, desde antes de que “Artemio” fuera
alojado en la Base Naval.
En suma, nada
nuevo bajo el sol recalcitrante de Lima.
Los senderistas apresados no habían cometido, según la
información oficial, ningún acto terrorista. Lo que buscaban era, en todo caso,
amnistía para Abimael Guzmán y sus otros compañeros presos e incorporarse a la
actividad política legal.
El abuso cometido contra ellos puede tener un efecto de
bumerán, al suscitar rechazo contra una arbitrariedad.
Lo más grave, a mi parecer, es que la maniobra oficial
bien puede ser signo precursor de una oleada marcarthista. Recordemos que en América
Latina hay, por orden superior, una campaña contra las fuerzas del cambio y el
progreso social.
Quien esto escribe no tiene la menor afinidad con
Sendero. Desde el primer momento me opuse a su aventura violentista, operada al
margen de la lucha popular y condenada por eso al fracaso. Por pensar y
escribir así fui dos veces amenazado de muerte por los seguidores de Guzmán. En
los peores años de la tragedia condené, con mi firma, las dos fuentes de guerra
sucia surgidas en el país.
Con esa firmeza de principios expreso ahora mi posición
contra la arbitrariedad, cometida respecto a Movadef.
Estamos en época preelectoral, y no me sorprendería que
se esté tramando una ofensiva contra la izquierda en su conjunto. Tampoco la
torpeza de los represores es una novedad.
En la etapa final del régimen de Odría hubo una
gigantesca redada contra apristas y comunistas. La necedad oficial sostuvo que
los apresados –fui uno de ellos– estábamos preparando un golpe de estado
aprocomunista (!!). El abogado que nos defendió exhibió ante el tribunal que
nos juzgaba un fusil de la guerra con Chile, encontrado en la casa de uno de
los apresados. Era la única “prueba” de nuestra conjura armada.
A estar por la información oficial, a los del MOVADEF no
les han hallado ni un modesto revólver.
(César Lévano)
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