¿García su patrocinado? |
¿Fue un simple lapsus de
lenguaje el que hizo decir al juez Velásquez en el acápite quinto de los
Fundamentos de la Decisión, de su Resolución Nº 22, del 27 de marzo del 2013,
que la carta citación cursada por la comisión emplazada (la Megacomisión) iba dirigida
“a nuestro patrocinado”, refiriéndose al demandante Alan García Pérez?
¿Fue acaso una trascripción
textual de partes de la demanda de los abogados de García o de algún proyecto
que no corrigió suficientemente por el apuro de sacar una nulidad de todo lo
actuado antes que el Congreso siguiera sus propios procedimientos y pusiera en
agenda del pleno los 9 informes de la Megacomisión?
¿No era que el “error” de los
comisionados fue que se les pasó especificar textualmente si García acudiría
como investigado o testigo, cuando todos sabían que lo hacía porque había sobre
él una investigación sobre faltas a la Constitución y posibles delitos que lo
involucran, y que no podía ser testigo de sí mismo?
Pero si un detalle semántico
de este tipo puede invalidar dos años de trabajo y documentos de investigación
que el juez no ha leído y que contienen pruebas que superan largamente las que
se generarían de una supuesta mala doble citación del expresidente García, ¿por
qué no se podría decir que un error en la identificación de la calidad de la
participación de una de las partes podría tener el mismo efecto sobre una
resolución que toca asuntos vitales para la moral pública?
En otras palabras si no llamar
“investigado” a García lo salva de la investigación, con igual razón podría
argumentarse que llamarlo “patrocinado” en un documento oficial que pretende
tener implacables consecuencias anulatorias, no lo va a poner en cuestión. O es
que los jueces están por encima de los requerimientos de pulcritud y exactitud
que exigen a sus procesados, aunque en este caso sólo se lo reclame a los
demandados.
Si Velásquez es tan
escrupuloso con las comunicaciones que se emiten por un órgano del Estado tan
válido como su despacho judicial, ¿cómo es que se permite que se le filtre
tamaño dislate dentro de una resolución que como dice el doctor Guillermo
Olivera, es aunque lo niegue una segunda sentencia del mismo juez sobre un
mismo caso, lo que de por sí debería invalidarla como prevaricadora.
Patrocinar, según la Real
Academia de la Lengua Española significa proteger, amparar, favorecer. Habría
que preguntarse entonces si el juez Velásquez estaba pensando en algo como esto
cuando se le escapó la palabra delatora. Después de todo lo que se ha hecho
desde el 3 de abril del 2013, cuando García percibió que lo que había declarado
lo perjudicaba, ha consistido de parte de sus abogados y del juez en protegerlo
y ampararlo respecto a sus propias palabras. Y todo eso para favorecerlo frente
al riesgo de tener que responder por graves delitos.
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