Los flancos de Humala: a su derecha el
ministro de Vivienda, René Cornejo, y a su izquierda el entonces viceministro
Enrique Juscamaita (Foto: La República).
Por Romina Mella.-
PRIMERA ESCENA
El chuponeo
La fecha fue el viernes 6 de enero de este año, 2012. El
lugar, el tercer piso del ministerio de Vivienda. Dos visitantes ingresaron a
las oficinas del viceministro de Construcción y Saneamiento, Enrique
Juscamaita, que los esperaba. Uno de los visitantes era un coronel en retiro de
la Policía y el otro traía un equipo de “barrido”, para detectar micrófonos y
otros equipos de ‘chuponeo’ electrónico.
La misión de los visitantes era detectar si el
viceministro Juscamaita estaba siendo sometido o no a espionaje electrónico.
Pero ¿quién querría chuponear al viceministro?
Juscamaita había asumido el cargo el 5 de agosto de 2011,
pero –como sucede con algún otro viceministro – parecía ser bastante más que
eso… o, por lo menos, eso se pensaba.
Juscamaita había sido hasta hace poco uno de los
colaboradores más próximos a la pareja presidencial.
Fue nada menos que jefe de campaña de Ollanta Humala y
Gana Perú en Lima y Callao en las últimas elecciones presidenciales; y además,
responsable de organización de Lima Metropolitana.
Pero además, Juscamaita fue desde setiembre de 2006 el
coordinador general de la ONG Promoción de la Identidad y Desarrollo Nacional
del Perú (Prodin), creada por Nadine Heredia. Durante los cinco años
siguientes, los del gobierno de Alan García, Juscamaita trabajó muy cerca de la
familia Humala-Heredia, en la doble función de organizador del partido y la
ONG.
Al lado de esos pergaminos, su jefe, el ministro de
Vivienda René Cornejo, tenía otros que quizá le interesaba poco exhibir: había
sido miembro del equipo de Plan de Gobierno de la candidatura de PPK y tenía el
tipo de perfil irresistible para los PPKuys: fue funcionario gubernamental y
consultor privado en los gobiernos de García, Toledo y también en el de
Fujimori.
Su presencia en el gabinete obedecía, según dijo Humala a
algunos visitantes, a la enfática recomendación del ministro de Economía, Luis
Miguel Castilla. Pero, pese a la ascendente estrella de este, la trayectoria
previa del ministro de Vivienda y de su viceministro era suficiente como para
que aquél sintiera al comienzo que su sillón se asentaba sobre bases más bien
precarias.
Quizá por eso, la relación entre Cornejo y Juscamaita
nunca fue fácil pese a que éste, según la mayor parte de las muchas fuentes
consultadas por IDL-R para esta nota, se esforzó por “llevar la fiesta en paz”.
Pero no había paz en la fiesta. Y una incómoda sensación
de ser vigilado, de que se sabía lo que hablaba en su oficina, llevó a
Juscamaita a aceptar el consejo de unos asesores de confianza y hacer el
barrido en su oficina.
LOS MICRÓFONOS
La oficina de Juscamaita estaba a pocos metros del
despacho del ministro René Cornejo. Se llegaba a través de una recepción amplia
donde estaban sus dos secretarias, Omar Sandoval y Luzmila Arenas. Había
también otras dos oficinas que ocupaban sus asesores, una sala de reuniones y
el despacho viceministerial.
El barrido electrónico empezó a las 4 y 30 de la tarde.
Luego de un rato de búsqueda, el rastreador detectó un micrófono.
Había sido colocado detrás de un cuadro colgado en la
pared, sobre el escritorio de Juscamaita. ¿Podía ser una herencia de otros
gobiernos, para vigilar lo que pasaba y dejaba de pasar en ese ministerio de
alto presupuesto, de mucho gasto e inversiones?
El problema es que ese cuadro era el retrato de una
Virgen, que le había sido obsequiado a Juscamaita apenas dos meses atrás por un
paisano de Ayacucho. El micrófono, había sido colocado hace menos de dos meses.
Uno de los tres micrófonos hallados en el
barrido electrónico a la oficina de Enrique Juscamaita (Foto: IDL-Reporteros).
Poco después, los técnicos –cuyo trabajo era seguido con
absorto interés por los funcionarios del despacho viceministerial–, encontraron
un segundo micrófono, escondido dentro del equipo de aire acondicionado de la
oficina de Juscamaita. A los minutos hallaron un tercero debajo del asiento de
la secretaria Omar Sandoval, a quien el hallazgo le provocó el llanto. La otra
secretaria, Luzmila Arenas, lucía desconcertada.
A la vez, un técnico en sistemas revisaba la computadora
de Juscamaita porque su cuenta personal de correo electrónico estaba bloqueada.
Según el especialista, la cuenta había sido hackeada.
Había un inquieto movimiento en la oficina. Los asesores
que estuvieron ese día son Óscar Butteler, entonces asesor del programa Agua
para Todos destacado al despacho del viceministro; el arquitecto Carlos
Carbajal, director de proyectos de la Dirección Nacional de Construcción; y el conserje asignado al
despacho del viceministro.
Amparo Miranda, jefa de gestión social de proyectos de
Sedapal; y Bartolomé Cueva, del equipo de asesores del ministro, llegaron
cuando el barrido ya había concluido. Eso sí, alcanzaron a ver los tres
micrófonos sumergidos en vasos con agua.
Cueva le pidió a Juscamaita que los técnicos hicieran un
barrido rápido en su oficina. No se encontró nada.
La pesquisa terminó alrededor de las 6 de la tarde. Los
micrófonos fueron guardados por Juscamaita como prueba y uno de los técnicos
elaboró un informe.
SEGUNDA ESCENA
Informes
Pasado ese fin de semana, Juscamaita fue al despacho del
ministro Cornejo y le informó sobre el chuponeo. Este, según refirió el propio
Juscamaita a IDL-Reporteros, no pareció sorprendido.
“¿Quién más sabe de esto?” recuerda Juscamaita que le
preguntó Cornejo, quien añadió que iba a hacer analizar el hecho. El
viceministro le entregó uno de los micrófonos hallados en el barrido. Y se
quedó con los otros dos.
Pocos días después, el jefe de la Oficina General de
Administración (OGA), Roberto Sala, dirigió un segundo “barrido” en el despacho
del viceministro, pero no encontró nada.
Hasta donde IDL-Reporteros ha podido conocer, no se hizo
ninguna investigación interna para saber quién colocó los tres micrófonos en la
oficina de Juscamaita. Tampoco intervino la Fiscalía y la Procuraduría.
IDL-Reporteros intentó contactar al ministro Cornejo
repetidas veces, a través de su secretaria y de su encargado de prensa. El
ministro mandó decir finalmente que no iba a hablar.
TERCERA ESCENA
La purga
El hecho es que el chuponeo descubierto deterioró aún más
una ya tensa relación entre el ministro y el viceministro de Vivienda.
Según diversas fuentes bien informadas (que insistieron
en la reserva de identidad), la designación de Juscamaita como viceministro,
por orden expresa de Humala, no le cayó nada bien a Cornejo, quien tenía en
mente a otra persona para el cargo.
Cornejo había armado un equipo de funcionarios públicos
que venían de la gestión aprista y otro tanto de ProInversión, donde fue
director ejecutivo entre 2004 y 2007.
Puso como jefe del gabinete de asesores a Jesús Vidalón,
viceministro durante la gestión de Garrido Lecca en Vivienda; y a Rafael
Donaire, actual secretario general, que ocupó el mismo puesto cuando Rosario
Fernández fue titular de Justicia.
Desde el principio fue evidente el choque de visiones
entre Juscamaita y Cornejo. “El viceministro tenía una propuesta sobre las
políticas públicas que había que tener, pero estas no estaban en la agenda del
ministro “, refiere una de las fuentes consultadas por IDL-R.
Desde septiembre, la relación entre ambos se hizo
tirante. El ministro ordenó a Juscamaita que despidiera a algunos de los
funcionarios que trabajaban con él. A la vez, Cornejo no le permitió a
Juscamaita sacar a un grupo de funcionarios sobre los que este tenía sospechas
de corrupción.
Poco después, Juscamaita se encontró con que no podía
hacer ningún cambio.
Las cosas se agravaron después del chuponeo, cuando
Cornejo le exigió al viceministro que despida a Óscar Butteler, un asesor del
programa Agua para Todos.
“Cornejo le recortó [a Juscamaita] su campo de acción
como viceministro”, confirmó una de las fuentes.
Poco después, resultó que todas las actividades de
Juscamaita debían ser previamente comunicadas y aprobadas por Cornejo. Además,
dice uno de los funcionarios del despacho, Cornejo ordenó ser informado hasta
sobre las personas que visitaban al viceministro.
A estas alturas, hacia febrero y marzo de este año, era
obvio que el ex integrante del equipo de plan de gobierno de PPK tenía mucha
más fuerza política en el gobierno de Ollanta Humala que el ex jefe de campaña
en Lima y Callao de Gana Perú.
Juscamaita recuerda que en una reunión en la que
estuvieron presentes algunos asesores, el ministro dijo que “todos los viajes
van a ser concordados con el jefe de prensa; nadie viaja [así]sea el vice
ministro. A partir de ahora yo voy a controlar
tanto los viajes al interior como los viajes al exterior; y los
proyectos que se aprueban para financiar”.
Racismo
Algo que coincidieron en mencionar la mayoría de fuentes
consultadas para este reportaje, es que Cornejo no tenía reparos en referirse a
Juscamaita con desprecio delante de funcionarios del ministerio, incluso de
asesores de confianza del propio viceministro. “A Juscamaita lo trataban de
indio de mierda”, indicó una fuente a IDL-R. El propio viceministro Juscamaita
recuerda que se le refirió ese tipo de comentarios en más de una ocasión.
Según pudo conocer IDL-R, en octubre pasado Cornejo hizo
un primer intento para deshacerse de su viceministro. Se reunió con Salomón
Lerner, entonces presidente del Consejo de Ministros, para pedirle la salida de
Juscamaita. Lerner le habría dicho que eso no era posible.
El presidente no
lo recibe
El 9 de enero, dos días después del barrido electrónico
en su oficina, Juscamaita pidió una cita
con Ollanta Humala a través de dos de sus secretarios. No obtuvo respuesta.
¿Por qué Juscamaita no denunció el chuponeo ante la
Fiscalía?, preguntó IDL-R a distintas fuentes vinculadas con los hechos. “No
hizo ningún informe interno ni denunció porque no se quería generar un
escándalo que perjudique al gobierno”, explicaron.
FINAL A LA MALA
El miércoles 18 de abril el ministro Cornejo convocó a
Juscamaita a su despacho. Cornejo le dijo que
había hablado con el presidente Humala sobre “un run run” sobre
corrupción del viceministro en su gestión y que la decisión de botarlo del
puesto ya estaba tomada.
“¿Ya hablaste con el Presidente?”, preguntó Juscamaita.
En efecto, respondió Cornejo y le pidió la renuncia.
Juscamaita se negó a hacerlo y durante los dos días
siguientes buscó hablar con el Presidente, sin conseguirlo.
El 20 de abril salió publicada, en el diario El Peruano,
la resolución suprema que daba por concluida su designación como viceministro.
Estaba fechada el día 19 y firmada por Ollanta Humala junto con Cornejo.
Apenas salió Juscamaita se desencadenó la purga de los
funcionarios que llegaron con él.
Los que estuvieron durante el barrido electrónico fueron
despedidos o reasignados a otras oficinas. Sus dos secretarias y el conserje
fueron cambiados a otras oficinas de Vivienda. Omar Sandoval, por ejemplo, fue
trasladada a una sucursal en el Callao, sin previo aviso.
Quizá el caso más extremo y revelador sea el de Amparo
Miranda, quien entró a trabajar a fines del año pasado a Sedapal. Miranda
trabajó junto con Juscamaita al lado de Nadine Heredia en la ONG Prodin, desde
2006 hasta la victoria electoral del año pasado. Miranda, además, es secretaria
general del Comité Distrital del partido de gobierno en Surco.
El lunes 23 de abril, la gerente general de Sedapal,
Rossina Manche Mantero, le comunicó a Miranda que le había retirado la
confianza y que ese era su último día de trabajo. Alrededor de las ocho de la
noche le llegó una carta notarial a su casa que confirmaba lo mismo.
El día siguiente, Miranda fue a recoger sus cosas a la
oficina, en la Atarjea. Cuando estaba haciéndolo, llegaron miembros de
seguridad para sacarla. “La trataron como a una delincuente. No dejaron que
termine de arreglar sus cosas”, refiere una fuente cercana. Tampoco permitieron
que la camioneta que tenía asignada ese día la llevara a su casa con las cosas
que logró sacar de la oficina. La dejaron botada en La Atarjea hasta que un
funcionario, conmovido por la súbita desgracia de alguien que había trabajado
tan cerca de la pareja presidencial, la llevó hasta su casa.
Resulta difícil explicarse las razones y los modales de
esta purga. ¿Hubo una acusación fundamentada de corrupción? Juscamaita afirmó a
IDL-R que él no había cometido ningún acto de esa naturaleza en un ministerio
cuya limpieza en los últimos años no ha sido precisamente la de un quirófano.
En todo caso, si hay un elemento de corrupción, el
Gobierno está obligado a investigarlo y revelarlo.
Es muy probable que una investigación seria encontraría
muchas cosas de gran interés. Lo que queda por ver es en qué bando las
encontraría.
Compartir: Publicado el Viernes 11 de mayo, 2012
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