jueves, 11 de septiembre de 2014

LA OTAN PRETENDE PROHIBIRLES A RUSIA Y CHINA QUE SE DESARROLLEN


Por Thierry Meyssan
La fastuosa cumbre de la OTAN realizada en Newport no arrojó públicamente las grandes decisiones anunciadas. Pero es probable que esas decisiones se hayan tomado en secreto. Para impedir que Rusia y China –así como la India– sigan desarrollándose, la OTAN puede contar con el terrorismo del Emirato Islámico, mientras finge condenarlo y combatirlo.
La cumbre realizada en la ciudad galesa de Newport es la más importante que la OTAN ha celebrado desde la cumbre de Praga, realizada en 2002. En aquella época lo que se buscaba era incorporar a esa alianza militar una serie de nuevos Estados de Europa central y oriental. Esta vez se trata de planificar una estrategia a largo a plazo para contener el desarrollo de Rusia y China y evitar así que esos países puedan rivalizar con Estados Unidos [1].
Todo lo que tiene que ver con la OTAN está sujeto a polémica. En efecto, desde su creación en 1949, la OTAN ha manipulado constantemente los hechos para presentarse como una alianza defensiva destinada a enfrentar el expansionismo soviético, cuando en realidad es el Pacto de Varsovia –creado en 1955, o sea 6 años después de la OTAN– el que tenía como objetivo garantizar la defensa de los Estados socialistas ante la agresividad del imperialismo anglosajón.
Además, contrariamente a lo que sugiere su nombre, la OTAN no es una alianza basada en la igualdad entre sus miembros sino una entidad que reduce los ejércitos de los socios de Estados Unidos y del Reino Unido a la categoría de simples vasallos. Basta con observar que todos los ejércitos miembros de esta supuesta «alianza» se someten sistemáticamente al mando de un oficial estadounidense –por demás comandante de las fuerzas de Estados Unidos acantonadas en Europa– mientras que el servicio secreto de la OTAN –el «Gladio»–, bajo la autoridad conjunta de Washington y Londres, se encarga de que los antiimperialistas nunca logren llegar al poder en los demás países miembros [2]. Por cierto, para evitar que eso suceda, la OTAN nunca ha vacilado en recurrir al asesinato político o a la organización reiterada de golpes de Estado, como sucedió en Francia [3], en Italia, en Grecia, en Chipre y en Turquía.
Esa relación de vasallaje entre los miembros de la alianza atlántica contraviene los principios de la Carta de las Naciones Unidas ya que los Estados miembros de la OTAN pierden su independencia en materia de política exterior y de defensa. La Unión Soviética denunció esa relación. Y posteriormente lo hizo Charles De Gaulle cuando, después de haber sido blanco de unos 40 intentos de asesinato por parte de la OAS [4], financiada por la OTAN, y luego de ser reelecto presidente de Francia, anunció la salida inmediata de su país del comando integrado y la expulsión de los 64 000 soldados y empleados administrativos de la OTAN que se hallaban entonces en suelo francés.
Ese periodo de independencia de Francia con respecto a la OTAN se acabó cuando Jacques Chirac ganó la elección presidencial –en 1995– y reintegró el país al Consejo de Ministros y al Comité Militar de la alianza. El hoy ex presidente de Francia, Nicolas Sarkozy completó el proceso de regreso a la sumisión al poner nuevamente las fuerzas armadas francesas bajo las órdenes de Estados Unidos, en 2009.
El proceso de sometimiento generalizado de los Estados miembros de la OTAN incluye la creación de numerosas instituciones civiles, entre las cuales la más importante y eficaz es la Unión Europea.
Contrariamente a la idea generalizada, la actual Unión Europea no tiene mucho que ver con el ideal de unidad continental sino que buscaba anclar los Estados miembros de la OTAN fuera de la influencia soviética –hoy en día se trata de contener la influencia rusa–, conforme a lo previsto en las clausulas secretas del Plan Marshall. El objetivo es, por lo tanto, dividir Europa en dos bloques. No es por casualidad que las sedes de la OTAN y de la Unión Europea están en Bruselas, con varias oficinas secundarias en Luxemburgo. Y es para permitir que los anglosajones controlen la UE que esta institución supranacional se ha dotado de una extraña Comisión Europea cuya principal actividad consiste en presentar «proposiciones» económicas o políticas, siempre predefinidas por la OTAN. Demasiado a menudo se ignora que la OTAN no es solamente un pacto militar sino que interviene en el sector económico. En primer lugar, la OTAN es el primer cliente de la industria militar en Europa, pero además impone sus normas a través de las licitaciones, o sea en todo lo que tiene que ver con la vida cotidiana de sus soldados. Y son esas las normas que propone la Comisión Europea, normas posteriormente adoptadas por el Parlamento Europeo.
Actualmente, Estados Unidos corre con el 75% del presupuesto de la OTAN.

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