Mónica Sánchez |
Entrevista de Gabriela Wiener a
Mónica Sánchez, Actriz.
Mónica Sánchez, Nació en Lima en
1970. Estudió actuación en el Centro de Formación del Teatro de la PUCP. Ha
sido militante de Izquierda Unida y embajadora de buena voluntad de Unicef.
Actúa como 'Charito' en la serie 'Al fondo hay sitio'.
Gabriela Wiener
Entre los artistas que se han
visto envueltos —en la mayoría de casos voluntaria y entusiastamente— en la
pugna política por la alcaldía de Lima, una de las más abiertas y consecuentes
es Mónica Sánchez. Por ello ha sido, junto a otros tantos compañeros de oficio,
objeto de ataques y de burlas en campañas generalmente orquestadas en otras
oficinas de campaña y convenientemente ejecutadas por algunos medios. La
popular actriz, activa participante de la política local desde los doce años,
defiende en esta entrevista su derecho a apostar públicamente por lo que cree y
revela, de paso, su posición expectante sobre la posibilidad de una alternativa
política que refleje la indignación de un amplio sector de la población, pero
también su grandeza.
¿Qué es eso de que tu voz está en unas llamadas telefónicas pidiendo
votar por Susana Villarán? ¿Un poco más de la guerra sucia de los medios?
No es guerra sucia. Es mi voz.
Lo hice con la convicción y transparencia que siempre hago las cosas, cuando
una causa que me parece importante atender necesita mi solidaridad, pues allí
estoy. Lo hago por los niños, por la violencia contra las mujeres, por el medio
ambiente y ahora por mi ciudad, por Lima.
¿Por qué tipo de cosas has cobrado de la Municipalidad de Lima?
Nunca he cobrado un sol. No he
hecho ningún trabajo para la municipalidad.
¿Tiene algo de malo que tú, una actriz apoye abiertamente una
candidatura por las razones que te parezcan? Scarlett Johansson apoyó a Obama y
eso era cool, pero tú no puedes apoyar a Susana porque para ciertos medios y
opinión pública eso es cuasi corrupción…
Antes que actriz soy una
ciudadana, un ser humano que defiende la libertad de vivir, pensar, actuar y
sentir en coherencia con lo que somos y según nuestras convicciones. Eso es
para mí la verdadera democracia, y cuando hago público mi voto o mi elección,
no estoy “apoyando “a alguien. Estoy apostando por algo.
¿Y por qué apuestas por Susana Villarán?
Porque conozco su trayectoria
y he votado por ella desde hace muchas elecciones atrás. Me parece una mujer
coherente, honesta, valiente, con experiencia en gestión pública, sensibilidad
y compromiso político. Es una luchadora. Una buena mujer.
¿Qué reflexiones puedes hacer ya a la distancia de ese desafortunado
episodio de la nota que publicó (y posteriormente se vio obligado a rectificar)
el diario El Comercio?
Estamos en una época en que la
dignidad, la honra y el amor propio están en crisis. Y en algunos casos
disponibles al mejor postor, cosa que me parece terrible. Un país donde reina
la impunidad y cualquiera con un poco de poder se siente con derecho a pasar
por encima del otro. Están imperando el miedo y la comodidad. Entonces frases
como “que digan lo que sea pero que hablen”, “no digas nada, ¿para qué te
complicas?”, o, peor aún, “y quién te
crees tú para opinar”, son como constantes en lo privado y en lo público. Todo
eso es algo que no comparto porque no fui educada así. A mí me enseñaron a
decir lo que pienso y pedir lo que necesito, con respeto, pero sin vergüenza.
Desde chiquita aprendí que lo cortés no quita lo valiente. Entonces, expresar
mis ideas es simplemente un ejercicio de mi libertad y nadie tiene derecho a
callarme o interpretar mi discurso como un acto de conveniencia o motivado por
algún interés disfrazado de convicción.
¿Dónde está para ti la izquierda peruana y dónde piensas que debería
estar?
La izquierda está diluida. En
el mejor de los casos, detenida en el tiempo. La vida, como la política, está
en constante movimiento y es necesario reinventarse, adaptarse, escuchar y
tener flexibilidad, sin traicionarse. Ninguna ideología por sí sola va a
cambiar al mundo. La izquierda necesita recuperar consensos y soltar egos. Aplicar
el derecho a la igualdad y tolerancia al interior de sí misma, para poder
reencontrarse en un discurso y en un
hacer renovado, potente y seductor para
nuestra sociedad.
Hay opiniones diversas sobre el ser o sentirse “caviar” en el Perú. ¿Te
ofende el término? ¿Te consideras una artista “caviar”?
La verdad nunca le he prestado
mucha atención al término ya que lo menciona gente bastante prejuiciosa y de
pensamiento estático. Si la definición es: “como tienes una vida medianamente
estable, no pasas hambre ni penurias, no tienes derecho a hablar ni sentir en
nombre de los pobres”… me parece una reverenda tontería. Además, no me gustan
los rótulos.
La falta de cuadros jóvenes que renueven la escena política nacional es
escandalosa. ¿Dónde están los Pablos Iglesias peruanos, los indignados
peruanos?
Aún no aparecen. La
indignación está, pero liderar una causa requiere más que eso. Visión,
proyecto, no solo una cabeza si no varias, pensando y articulando una nueva
manera de ver al país y sus problemas, hablando el mismo idioma. Un observar
con agudeza y sensibilidad. Sin temor, ni mezquindad, pero con mucha firmeza y
convicción. Hay gente así. Yo la conozco. Pero todavía no está organizada.
¿A qué crees que se debe la impopularidad de una persona como Villarán,
frente a otros candidatos como Castañeda, a pesar de que a estos se les
relacione con casos de corrupción?
Esa pregunta me la hago todos
los días. Es muy complejo nuestro electorado y no me atrevo a afirmar nada,
pero si tengo que ensayar algunas respuestas te diría que hay rechazo al
cambio, es incómodo y cuesta trabajo modificar hábitos, costumbres y confiar.
Esperamos que las cosas pasen de manera casi automática y no respetamos ni
valoramos los procesos. Somos más duros con la mujer que con el hombre, estamos
en un país bastante machista. Y casi pareciera que preferimos una imagen
ausente, silenciosa e impenetrable. ¿Es que eso entendemos como autoridad? ¿Es
eso lo que nos da seguridad? Todo esto es motivo de análisis ¿no?
¿Por qué consideras que es importante seguir apoyando la campaña de la
alcaldesa, incluso cuando está tan por debajo en las encuestas?
El que mi candidata no tenga mayoría,
no modifica en absoluto mi convicción de que es la mejor opción para Lima y
desde ese lugar, no hay motivo para renunciar.
¿Cuál es tu relación personal con Villarán? ¿Existe o es solo simpatía
política?
Es una relación de simpatía y
respeto. No alternamos socialmente, pero hay un cariño y admiración que no
necesitan de una vida en común para ser verdad.
Tu relación con tuiteros y artistas que practican alguna clase de
activismo es pública. ¿Qué cosas compartes con Jason Day, Claudia Cisneros o
Paola Ugaz?
A Claudia y a Paola las veo
muy poco y las admiro mucho. Son dos guerreras y ojalá nos viéramos más… Jason
es mi compañero, es un soldado convencido y militante, disciplinado en cada
causa que decide emprender. Cosa que admiro y celebro en él. Compartimos las
ganas de cambiar el mundo, la racionalidad y los sueños, algunas preguntas, la
incertidumbre que es inevitable en estos tiempos… Sus certezas no siempre son
las mismas que las mías, y eso me nutre. Creo que ambos estamos buscando
nuestro lugar en el mundo y hay espacios en los que nos encontramos y
acompañamos muy bien.
Un dato que está al alcance de todos pero que a veces se olvida, es que
tu activismo político empezó a una edad tan temprana como los doce años, cuando
te inscribiste en el Comité Vecinal de Izquierda Unida de San Borja. ¿Crees que
los padres deberíamos inculcar a nuestros hijos el interés real por la política
desde tan pequeños?
Yo vengo de una familia en la
que las sobremesas pueden durar 5 horas. Y es en ese espacio donde muy temprano
empecé como espectadora privilegiada —soy 7 años menor que el último de mis
hermanos— a escuchar del Perú, de sus necesidades y de todo lo que podíamos
hacer por él. Desde donde estuviéramos. Mi papá siempre decía que todo ser
humano ejerce una influencia y que cualquier cambio tiene que empezar por casa.
Mi mamá es un espíritu joven y rebelde hasta hoy. Mis hermanos mayores han sido
activistas en la época universitaria. Y yo crecí sabiendo que podemos hacer del
mundo un mejor lugar para vivir. Que todos tenemos el poder de hacer que pase
algo. Solo que lo hemos olvidado. Aprendí desde pequeña que mi plan de vida
estaba íntimamente ligado a lo que pasara en el país y que también es mi
responsabilidad hacer que pasen cosas en el Perú. Así me educaron e intento ser
consecuente con ello. Tengo la suerte de tener una familia que es mi núcleo, mi
centro, mi referente más potente, y aunque no siempre pensamos igual, soñamos
lo mismo.
¿Crees que es viable en el Perú un partido político alternativo que
esté tan alejado del populismo y la informalidad como de la burocracia y la
anquilosada organización partidista tradicional? ¿Serías parte de un proyecto
así? ¿Ya existe algo que se parezca en el Perú y no lo sabemos?
Hay que construir esa
posibilidad. No creo que exista todavía. Soy de la idea de que hay que sembrar
los cimientos en una nueva generación que mire al mundo con la indignación y
rabia necesaria para movilizarse, pero también con la grandeza, la visión de
futuro y la generosidad que permita escuchar y desarrollar la sensibilidad
necesaria para elegir correctamente nuestras batallas. La política es solo un
ámbito, una opción. Hay muchos espacios pendientes en nuestra sociedad. No solo
somos parte del problema, somos también posibilidad de solución.
¿Te gusta Nadine Heredia?
Me gusta su temple, su fresca
sonrisa y su carácter que no se disfraza de hombre, que mantiene su feminidad.
Me parece interesante su compromiso y convicción que la ponen en un lugar
protagónico y nada tibio. Pero… todo eso que es una virtud, se convierte en un
defecto cuando pone en evidencia las carencias de nuestro mandatario. Cuando no
lo acompaña, si no que se impone. El lenguaje no verbal dice mucho de ello. Me
gusta su firmeza, pero no que ello le quite autoridad a nuestro Presidente.
Has sido la Perricholi, Gloria en Los de arriba y los de abajo,
'Pochita' en Pantaleón y las visitadoras y ahora eres la popularísima Charito
de 'Al fondo hay sitio'. ¿Cómo haces para lograr personajes tan recordables
para el espectador?
Yo hago mi trabajo con mucho
cariño, mística y respeto, y creo que lo más bello de la actuación es
despojarme de mi propio ego, abandonar mi lógica por un instante y ponerla al
servicio de otro ser, que es mi personaje. En algunos me reconozco y me afirmo,
en otros no, pero de todos aprendo algo.
¡Es un ejercicio de tolerancia tan bueno para la vida!
La República. Lunes,
22 de septiembre de 2014 pmhttp://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.larepublica.pe
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