A MR. JOHN D. ROCKEFELER,
DIRECTOR HONORARIO DE LA SOCIEDAD DE LAS AMÉRICAS Y DISTINGUIDOS INDIVIDUOS DEL
SECTOR PRIVADO Y DE LAS ORGANIZACIONES GUBERNAMENTALES O DE LAS FUNDACIONES,
QUE ENVIARON UNA CARTA AL PRESIDENTE OBAMA PARA APOYAR A LA SOCIEDAD CIVIL EN
CUBA:
Hemos leído con mucho cuidado
su solicitud al presidente Obama. En ella nos sorprende a la vez su
indiscutible cambio de política hacia la pequeña Isla y su gran pueblo. Durante
más de cincuenta años habéis realizado todas las medidas abiertas y encubiertas
para que fracasara su proyecto de Independencia y Libertad. Hoy veis la
posibilidad de lograr, con distintas políticas los mismos objetivos que antes,
y argumentáis por aplicarlos, con la misma emoción que ponéis, en “defensa de
vuestros valores e intereses”...
Las medidas que exaltáis
revelan, sin embargo, muchos errores y autoengaños al creer (y algunos creéis)
que vais a impulsar “la independencia económica de Cuba”, sus “derechos
individuales” y sus “derechos humanos”, cuando en realidad se trata de un país
al que no habéis podido vencer, a pesar de las tremendas presiones y acciones
abiertas y encubiertas en su contra, y del incalificable bloqueo de más de
medio siglo que le habéis infligido.
¿Tenéis ojos y no veis?,
¿oídos y no oís? Es bien sabido. En Cuba todos los niños y jóvenes en edad de
aprender tienen escuelas, universidades e institutos, todos los enfermos
médicos, medicinas y hospitales, todos los trabajadores empleo, y los ancianos
asistencia... Es cierto que uso aquí la palabra “todos” como la definió García
Márquez, como el 80% o más de la población, o mucho más, con limitaciones de
que se encargarían los cubanos si en la práctica los hubierais dejado cumplir
con vuestros buenos deseos. Pero ya, en medio de presiones y bloqueos,
muchísimo es lo que han logrado y, hasta centros de investigación científica de
punta tienen, a nivel mundial, así como servicios hospitalarios tan buenos y
tan amigos del pueblo norteamericano que curaron a los bomberos heridos el “11
de septiembre”, a quienes vuestros hospitales no habían atendido y a quienes
Michael Moore se encargó de llevar a los hospitales públicos de Cuba.
Es más, si echáis cuentas
veréis que en ese país de Nuestra América los habitantes que reciben beneficios
gratuitos alcanzan proporciones mucho mayores que en Estados Unidos, Canadá,
Inglaterra y la Unión Europea. Los logros se realizan con modestos recursos
pero buscando, tesoneramente, que alcance para todos en lo que se pueda, y se
puede mucho.
Las ofertas que proponéis de
“ayuda humanitaria”, “seguridad nacional”, “prohibición de drogas y medio ambiente”,
muy bien sabéis de los inhumanos fracasos que han tenido cuando las aplicasteis
y aplicáis en países enteros como Afganistán, Irak, Haití, Sudán del Sur,
Nigeria, Libia entre otros, o en Continentes enteros como la propia África, el
Medio Oriente, la América Latina, cuyas poblaciones –en una gran mayoría o en
su totalidad– se encuentran envueltas en las llamadas “guerras de espectro
completo” que vuestros estrategas diseñan, y que acrecientan los odios,
enfrentamientos y pesares de inmensas poblaciones que no tienen derechos
humanos, viven y mueren peor que animales, hambreados y enfermos, flacos y
hasta tan esqueléticos que sorprende verlos con los ojos hundidos, la mirada de
los niños perdida, sin brillo, y su pielecita arrugada que se les pega a los
huesos. Duele verlos hasta en la tele, e imaginar cómo viven día a día y minuto
a minuto y cómo crecen en medio del hambre y el terror, sin agua ni techo, sin
forma de trabajar que no sea servil o esclava, agotadora, riesgosa, o
insalubre, entre ofensivas generalizadas de los capataces, de los guardias
blancos, de militares y paramilitares que con otros bandidos, asesinos y
sádicos fanáticos todos muy bien armados y aprovisionados, para gloria de la
industria armamentista, son espanto de niños, adultos y viejos, víctimas y
candidatos a las políticas de etnocidio y genocidio crecientes, cada vez más
preconizadas o patrocinadas por los “neoconservadores”, y por la ”extrema
derecha” enardecida por la xenofobia, el asco visual y el racismo del mundo
global que encabezáis.
En medio de tan inhumanos
hechos, confirmados por los “medios” y hasta por las íntimas miradas de
vuestros propios hijos –con unos que se preparan para sucederos con la misma
saña y otros que cada vez más protestan y se rebelan con admirable fortaleza–
vosotros añadís el error de creer que en la Cuba invencible tras más de
cincuenta años de asecho se puede separar y aun enfrentar a la “sociedad civil”
contra “su gobierno”. No os cabe imaginar gobiernos que no sean de las
corporaciones y de los burócratas. Pero en Cuba, pueblo y gobierno están
fusionados y soldados tan estrechamente –y en una proporción tan alta– que no
hay grupo de “contras” aventureros que haya podido tener éxito, en tan largo
tiempo, con sus acciones terroristas y subversivas.
El “pueblo gobierno” de Cuba
es un fenómeno “demo-crático” que si
lo entendierais os causaría horror, pues de hecho –como ha escrito David
Brooks– la democracia es a lo que más teméis, en tanto encierra el verdadero
sentido de la etimología griega y corresponda a la definición de una práctica
del pueblo como hacedor de las grandes decisiones, en que para ser efectivo en
el logro de sus fines se organiza como pueblo-gobierno,
con los más variados colectivos y las más variadas estructuras, unas coordinadas
y otras jerárquicas, todas para lograr, en cada tarea, los objetivos a
alcanzar.
La organización de las
prácticas democráticas en Cuba es muy distinta a la de los gobiernos de las
corporaciones, pues tanto en las grandes como en las pequeñas estructuras los
valores e intereses dominantes engarzan con los de la Independencia y la
Libertad, todo, por supuesto, en medio de contradicciones, errores y flaquezas
–menores o mayores– que los enemigos del proceso cubano buscan acrecentar
fingiendo consternación por las fallas que ellos mismos o sus patrocinadores
atizan.
Pensad bien y entenderéis con
suma claridad, que vuestros grandes triunfos en el mundo, por algo no se han
dado en Cuba. Veréis, en lo íntimo de vuestra conciencia política, que los
cubanos han logrado subsistir en su proyecto emancipador precisamente por la
clase de democracia que los habitantes de Cuba han redefinido, tanto en la
creación como en la práctica de sus organizaciones. Creación y práctica abarcan
a una inmensa población con cientos de miles de cuadros, cuya conciencia,
voluntad y valentía incluyen la disciplina que por convicción tienen quienes ni
se rinden ni se venden.
Tamaño esfuerzo del pequeño
gran país no deja de padecer y enfrentar –como hemos dicho– esas
contradicciones que a ustedes tanto les interesan y, también, las que
recientemente reconoció con precisión y claridad admirables. Mr. Warren Buffet,
el tercer millonario de los Estados Unidos de Norteamérica, cuando dijo hace
poco: “Sin duda hay guerra de clases, y es mi clase, la mía –la de los ricos–,
la que está ganando”…
La lucha sigue y ustedes –como
signatarios de la carta al presidente Obama sobre Cuba… (Por cierto, permítanme
que les cambie de trato y les hable de “usted” pues me resulta más fácil)…
Repito: la lucha de clases sigue, y confieso que la están dando muy bien en lo que
les es posible, pues ahora la quieren cambiar para ganar la guerra por las
buenas ya que no la ganaron por las malas. En su propuesta al presidente Obama
le piden que cambie la política de bloqueo, de sanciones y prohibiciones que
Estados Unidos ha aplicado contra Cuba durante cincuenta años. Afirman que
“Estados Unidos puede ayudar al pueblo cubano a determinar su propio destino…”;
puede “empoderar”, (como ya se dice en mal castellano) al pueblo; puede
“fortalecer a un amplio espectro de la sociedad civil independiente”, y “a las
organizaciones creadas para impulsar la economía individual, y las necesidades
sociales, al margen de su orientación política…”
En su carta abierta al
presidente Obama le proponen sin ambages “un cambio radical,” en vista de que
la política seguida por Estados Unidos en sus relaciones con Cuba ha dejado a
Estados Unidos cada vez más solo en términos internacionales. “Es la
oportunidad de cambiar, –le dicen–, ….de ayudar al pueblo de Cuba, a la
sociedad civil de Cuba; la oportunidad de ampliar el comercio con “las empresas
independientes”, eso sí, la “de facilitar y legalizar el uso de tarjetas de
crédito”, de promover “la importación y exportación de artículos y servicios”,
y de que las ONG’s, (las Organizaciones no Gubernamentales), “apoyen a los
pequeños propietarios agrícolas”, y “que también apoyen, por supuesto, a las
pequeñas empresas y hasta a las micro-empresas…”
En varias ocasiones –no sé por
qué tantas– ustedes insisten en la necesidad de promover varios proyectos de telecomunicaciones,
y se refieren a diversas formas de cooperación de las ONGs con instituciones
académicas cubanas mediante fondos para la educación, becas para estudiantes
distinguidos y para gastos de viaje, y que en ese terreno se dé la necesaria
autorización para que quienes viajen a Cuba, o tengan familiares en Cuba,
puedan usar, junto con las tarjetas de crédito, otros servicios bancarios
norteamericanos, así como abrir cuentas en los bancos de Estados Unidos, o
enviar remesas a sus familiares, o prestar servicios profesionales a
“empresarios independientes”…
Por supuesto, al mismo tiempo,
insisten ustedes en que “el gobierno de Estados Unidos se comprometa cada vez
más con el pueblo de Cuba, y que simultáneamente cumpla con el deber de seguir
presionando al gobierno de Cuba en el terreno de los derechos humanos”. “El
gobierno debe dar prioridad” –terminan diciendo al presidente Obama– a
concertar compromisos en áreas “de interés mutuo y a realizar discusiones
serias con sus contrapartes cubanos en asuntos de seguridad mutua y deberes
humanitarios”. En éstos destacan la liberación de un preso al que estiman.
Para cualquier lector bien
enterado, como Mr. Warren Buffet, todo el mensaje a que nos hemos referido
busca seguir ganando la lucha de clases en Cuba. Su innegable sagacidad
consiste en privilegiar los intereses individuales, de grupo, ideología o clase
frente a los intereses de la comunidad nacional de un país donde el
pueblo-gobierno de las grandes mayorías está construyendo la transición a un mundo
viable, pues en el que vivimos se encuentra en proceso la destrucción por ese
1% al que parte de ustedes pertenece, un proceso que la juventud americana, con
la del mundo entero, va a sufrir y a enfrentar, amenazada como está en su
futuro inmediato por el enfermizo y hegemónico proyecto de acumulación de poder
y riquezas que practicáis a costa de la miseria de la inmensa mayoría de la
humanidad y del creciente peligro para la vida de toda la humanidad, situación
y peligro confirmados por los propios “think
tanks” de Harvard, MIT, Instituto de Santa Fe, y por numerosos organismos
científicos del mundo, entre los que destacan los principales de Naciones
Unidas, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, y muchos más que
con todo rigor y responsabilidad científica registran, a más del cambio
climático; del crecimiento del hoyo de ozono, –que sólo por un momento pareció
contenerse–, y de muchos otros peligros más, que abarcan la polución de los
mares y de las aguas dulces; la destrucción de los suelos, y subsuelos; de los
bosques, vegetales y faunas de mar y tierra, y hasta de la biosfera entera.
Como nos dicen los expertos, muchos de esos daños y peligros son irreversibles,
y nos aseguran que cada día se aceleran más, y que conforme pasa el tiempo se
vuelve más difícil contenerlos. Las más prestigiosas revistas científicas de
Estados Unidos y el mundo sostienen estas afirmaciones que para nada tienen que
ver con meras creencias apocalípticas ni con supuestos errores u opiniones de
algunos especialistas, ni menos con manipulaciones de los datos por científicos
tramposos de que llegaron a acusar, sin la menor base un grupo de científicos
ingleses por el hecho de haber señalado el carácter “antropogénico” del cambio
climático que amenaza al planeta. Tan temeraria acusación fue desmentida por
las grandes revistas científicas de vuestro propio país y del mundo. Ese
peligro y otros que amenazan a la Tierra
son antropogénicos. Por primera vez en la historia del sistema solar el hombre
es capaz de destruir a la tierra. Piénsese nada más en el perfeccionamiento
y la excedente cantidad de bombas nucleares y e sistemas de lanzamiento, que a
su capacidad letal, precisión y alcance añaden la irresponsabilidad con que las
grandes potencias juegan a las amenazas de guerra.
Bueno…, es posible que ganéis
la lucha de clases, pero vuestra victoria será una victoria pírrica si destruís
a los movimientos que están luchando por la construcción de la vida, como el
gobierno-pueblo de Cuba, y muchos otros que desde las comunidades agrícolas y
las ciudades perdidas están construyendo la transición a otro mundo posible y
autosostenible.
Con mis mejores deseos y
buenas maneras os digo: Dejaos de “descalificaciones” y “negaciones”
freudianas. Alentad a los hombres de ciencia que han confirmado la verdad,
atended su verdad, y pensad por vuestra propia cuenta que la democracia de las
corporaciones y complejos ya es insostenible, que la organización del mundo por
los complejos
empresariales-militares-políticos y mediáticos, cuyo más poderoso “atractor” es la “maximización de utilidades y
riquezas”, ya ha entrado a una “fase de transición” terminal, “entrópica”,
y que es necesario impulsar la transición a un sistema cuyo atractor principal
sea la libertad y la vida.
En ese camino veréis que es
pionero el pueblo-gobierno de Cuba y también el ciberespacio en el que desde
Wall Street y hasta Washington D.C. luchan muchos de vuestros propios hijos.
Todos ellos, absolutamente todos, buscan caminos pacíficos, y continúan, bajo
nuevas formas, la vieja lucha de los rebeldes por la paz y por la vida para
transitar a un mundo viable, realmente humano…
Conocerlos y reconocerlos
consiste en respetarlos, y en empezar por honrar vuestra palabra, un acto para
el que también apelamos a la Señora Hilary Clinton, que ha empezado a organizar
su campaña por la presidencia del gobierno de Estados Unidos y que podría
empezar por honrar su palabra y la del gobierno al que aspira, así como la de
su esposo, demandando la inmediata
liberación de los tres jóvenes aún
encarcelados –Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero– quienes
por acuerdo con el expresidente Clinton formaron parte de un grupo
cubano-norteamericano encargado de poner al descubierto a los terroristas que
desde Miami estaban cometiendo atentados sin cuento.
La lucha de clases sigue, la
lucha por la independencia y la autonomía de los pueblos sigue, así como la
lucha por la redefinición en los hechos de la libertad, la justicia y la
democracia: Ninguna se detendrá. Sólo que en el mundo actual los seres humanos
tienen que empezar por recuperar el uso de la palabra para la transición a la
paz y la vida.
Haced vivir la palabra que se
honra con actos… Haced –para empezar– algo que os parecerá muy pequeño y que
será muy grande. Pidan al presidente Obama la libertad de los tres héroes
cubanos encarcelados. Inicien una nueva historia de su palabra con actos como
éste a que nos obligan los cambios de un mundo en que no sólo existe la lucha
de clases sino la lucha por la vida, por la vida del 99% y también del 1% de la
humanidad y de nuestros descendientes.
Pensad que otra vez en el
principio del mundo estará la palabra.
Viva la vida y la libertad.
Viva el pueblo de Estados
Unidos y el pueblo de Cuba.
Viva la Humanidad y la
transición a otro mundo viable, posible y necesario.
Gracias por su atención.
Sinceramente
Pablo González Casanova
Profesor de la Universidad
REFERENCIA:
http://www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2014/05/Carta-abierta-al-Presidente-Obama.pdf
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