viernes, 6 de junio de 2014

EL PLAN QUE ESTÁ CAMINANDO


 
Algunos no entienden que lo que se está preparando en el Perú, no es un gobierno de derecha más como los de Toledo, García y Humala, que hemos vivido durante lo que va del siglo, ni siquiera un autoritarismo reaccionario como el de los 90, sino una reversión muchísimo más profunda que no será comandada por cualquiera de los candidatos de las encuestas sino por el poder concentrado de la prensa y los grandes negocios.
Caminamos hacia una reoligarquización de la política que sigue a la que ocurrido en la economía. Y el sentido de una cosa así es aplastar lo que se interponga. La lectura de lo ocurrido en el Perú en los últimos 25 años es que los mecanismos electorales y parlamentarios existentes no logran el suficiente control y predicibilidad del sistema y que los resultados del 2011, fueron un remezón demasiado grande y riesgoso como para permitírselo nuevamente.
Los años que hemos estado viviendo desde entonces han tenido a diferencia de otras oportunidades un doble sentido: por un lado abrazar al candidato díscolo que se convierte en presidente, hasta licuarlo y someterlo a sus caprichos, y por otro convencer que este gobierno que ellos mismos tomaron al abordaje, es de otros, y que lo que tenemos es que prepararnos para cuando sea reemplazado en un escenario totalmente regimentado.
Algo así como ya nos cansamos de convertir a Fujimori del no shock a la privatización y el fondomonetarismo; a Toledo de la recuperación popular de la democracia a la economía de PPK; a García, del cambio responsable, a ningún cambio y al gobierno irresponsable que no responde por su actos; a Humala de la Gran Transformación, a la gran continuación. Lo que se espera del 2016, es una victoria de derecha con la cara descubierta, con el consenso del dinero, con la idea clara de que hay que desalojar resistencias sociales, con la convicción de que se estaría tomando totalmente el poder para no dejarlo más.
Esto amenaza por supuesto la pluralidad y el juego de partidos. Pero todos sabemos que estamos inmersos en un sistema político que se cae en pedazos.  En el que ningún sector, ni ninguna institución ofrecen garantías. La habilidad de la derecha es graduarnos el desencanto y hacer creer a la gente cada cierto tiempo que el problema estaba donde menos lo imaginaba. Como ahora con las regiones, donde parece estar toda la corrupción lo que se resuelve con presidentes presos.
En realidad el Perú se está moviendo en dirección a generar un consenso autoritario parecido al de inicios de los 90, sobre que hay que salirse de las normas y hacer algo con un liderazgo fuerte. Para esto se ha introducido la palabrita hace unos días. Entiéndase por liderazgo alguien con la fuerza del dinero, los medios y la maquinaria estatal que nos salve de nosotros mismos.

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