jueves, 5 de junio de 2014

LAY Y LA COMISIÓN DE ÉTICA


QUE TAL ÉTICA
 
Esta columna fue escrita antes de saberse que, en un gesto que pinta de cuerpo entero al Congreso, se ratificó como presidente de la Comisión de Ética al pastor Humberto Lay, y ahora no sé si poner las comillas en ética o en renunciante, ante tamaña farsa de falsa moralidad.    
Siguiendo a Rosa María Palacios, se puede decir que es muy extraño que los tres partidos que han ejercido gobierno en los 2000, Perú Posible, APRA y PNP, voten para salvar a la congresista Uribe, de la acusación de haber intentado presionar al director de un colegio para mantener un cartel publicitario en la parte alta de los salones que dan al zanjón, que pertenecía a una empresa con cuyo propietaria se encontraría relacionada.
Parece efectivamente un pacto pro-impunidad que podría tener consecuencias hacia adelante. Pero de ahí a felicitar al presidente de la Comisión de Ética por su indignada renuncia, a casi tres años de ejercer el cargo, y a los fujimoristas que lo acompañaron en la decisión, junto con el siempre desubicado Beingolea, porque representan alguna forma de “actitud ética”, hay un salto al vacío que algunos realizan sin mayor reflexión.
Carlín, como de costumbre, ha captado exactamente la esencia del problema. El pastor Lay, que ha salvado cristianamente a numerosos fujimoristas como Kenji (empresa exportadora de origen desconocido que embala droga), Cordero (la visitante nocturna de Fujimori), Spadaro (por delitos de abuso de autoridad como funcionario del Callao), Melgar (el robatierras y robagua del Huaura), Cecilia Chacón (con sentencia pendiente, que no se presenta ante la justicia), y que no termina de suspender al propio Gagó, etc., se molesta porque una mayoría salva, a su vez, a una nacionalista, después de que varios de ese sector fueran suspendidos con el máximo permitido de 120 días.
En realidad Lay goza de una imagen de santón que olvida convenientemente las denuncias que existen en su contra dentro de la iglesia evangélica y en el propio partido Restauración, sobre el mal uso del dinero aportado por los feligreses a la campaña; así como sus contradictorias andanzas desde la Comisión de la Verdad hasta la alianza con PPK, su adhesión a la revocatoria en Lima y la manera como negocia el membrete de su organización para llevar algún candidato para la capital. Su actuación en el caso Diez Canseco fue además un monumento a la hipocresía.
Ahí también el informe técnico, que en ese caso favorecía a JDC, fue votado en contra por la Comisión en una alianza infame entre fujimoristas (Díaz Dios), apristas (Mulder) y castañedistas (Urtecho), en la que Lay en vez de renunciar se abstuvo. Y se abstuvo tanto que no hizo uso de su atribución de presentar el tema ante el pleno, lo que delegó a Díaz Dios que leyó un dictamen tramposo en el que incluyeron temas no discutidos por la comisión. Pero a la hora de votar Lay lo hizo con la mayoría grotesca que castigó esa noche al congresista de izquierda. Hace tiempo que Lay debió irse castigado por su parcialización y sus argumentos especiosos para lanzar un salvavidas a quienes menos lo merecían. Pero ahora se quiere ir en medio de ruegos para que se quede. No ven que antes había mucha ética hasta que se votó lo de Uribe.    
www.rwiener.blogspot.com

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