Raúl Alfredo Wiener Fresco
Estaba cantado que a Gregorio Santos lo iban a detener.
Y este no era un tema de
ahora, sino que venía del año 2012, cuando los cajamarquinos desafiaron a
Humala por no cumplir sus promesas de poner el agua de las lagunas sobre el
afán de oro de Yanacocha, que fue una de sus banderas electorales con la que
logró el voto mayoritario de la región.
Ya a comienzos de ese año, la Contraloría envío cada vez mayor número
de auditores a buscarle temas para acusar al presidente regional que se había
enfrentado a la inversión puerta con la que aparentemente se iniciaba un
nuevo ciclo de expansión de las inversiones mineras en el país.
Pero una cosa era jaquear al
presidente de Cajamarca en la época caliente del conflicto, otra cuando el
reinicio de la lucha era una posibilidad latente y una distinta era usar las
investigaciones y las sospechas de corrupción en un contexto preelectoral
alterado por las denuncias y detenciones “preventivas” de cada vez más
presidentes regionales. La intención original de coger a Santos como el único
presidente investigado por una Contraloría con anteojeras que no veía lo que
pasaba en otros lugares, pero no se atrevieron.
Pero luego de haber sembrado la idea de que todas las regiones son
corruptas y que todos los presidentes merecen ir presos, quedaba casi obvio
que una simple jueza de instrucción no iba a poder substraerse a la enorme
presión mediática, política y económica contra un enemigo emblemático de la
vieja derecha, para terminar apabullada por una barra brava que pide sangre.
Pero aún para forzar la eliminación de un candidato que representa, se quiera o
no se quiera, una amplia corriente de opinión regional, hay la obligación de
guardar la debida forma.
Y eso es lo que no se ha
visto, con hechos tan oscuros como la presencia del zarandeado Fiscal de la
Nación Carlos Ramos, en Cajamarca para reunirse con Yanacocha en las precisas
circunstancias en que un fiscal subordinado pedía la prisión del presidente regional
y los medios lo acusaban de diversas omisiones en relación al caso de Ancash.
Obviamente la imagen que hoy transmiten los fiscales y jueces que hacen alardes
de ser capaces de encarcelar a cuanto presidente regional se le pongan por
delante, es la de seres acobardados que no tienen otra opción de encarcelar,
después de años en que parecían no ver problemas en ninguna parte.
Pero la gente está mirando lo que está ocurriendo. Y pronto se va a
saber la opinión de Cajamarca ante este acto arbitrario, que no por gusto se ha
procesado en Lima para ponerlo a recaudo de la población directamente
involucrada. ¿Creerá Yanacocha y los que
le permiten no pagar impuestos y dañar el medio ambiente con absoluta
impunidad, que puede doblegar la resistencia popular encarcelando al presidente
regional? Si eso es lo que piensa, dejemos que los acontecimientos digan su
verdad.
www.rwiener.blogspot.com
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