LUIS SANCHEZ |
El informante
Luis Sánchez antes de ser
asesinado. Su victimario también fue asesinado. El presunto autor intelectual,
Jack Castillo, sigue libre.
Algunos hilos que favorecieron
al autor intelectual del asesinato del fiscal Luis Sánchez Colona en Áncash, en
abril del 2012, fueron movidos en la oficina principal del Ministerio Público
en Lima. Aquí, lo que hizo el entonces fiscal de la Nación, José Antonio Peláez
Bardales.
Ricardo Uceda.
Uno de los supuestos casos de
remoción indebida de magistrados en Áncash que investigará el Consejo Nacional
de la Magistratura (CNM) está relacionado con el asesinato del fiscal Luis
Sánchez Colona. El entonces fiscal de la Nación, José Antonio Peláez, dejó sin efecto
el nombramiento de Carmen Berrocal, quien llevaba el caso ante el Poder
Judicial representando al Ministerio Público. El principal acusado, como autor
intelectual, era el empresario Jack Castillo, un proveedor del Gobierno
Regional dirigido por César Álvarez. Dio la casualidad de que el estudio
jurídico que defendía a Jack Castillo era el de Mariano Peláez Bardales,
hermano de la autoridad.
Berrocal era fiscal
provisional, y la potestad para suspender su nombramiento la tiene solo el Fiscal de la Nación. No es necesario
que este realice una expresión de causa para dejar sin efecto el nombramiento
de un provisional. Sin embargo, claros indicios de que por lo menos ocho de
estas decisiones se tomaron para favorecer al presidente regional de Áncash produjeron
denuncias y, finalmente, una investigación ante el CNM. ¿Pero qué tendría que
ver Jack Castillo con César Álvarez? Precisamente las recientes indagaciones a
raíz del asesinato de Ezequiel Nolasco y de la resurrección del caso La
Centralita —en el que fueron cambiados cuatro fiscales— han traído su nombre a
colación. La Procuraduría Anticorrupción cree que forma parte de la red
criminal de Álvarez. Lo considera su testaferro.
FISCAL ACRIBILLADO
Luis Sánchez Colona fue
baleado cuando salía de la casa de su padre, en la calle Los Ficus de la
urbanización Santa Rosa, en Nuevo Chimbote, a las seis y treinta de la mañana
del 16 de abril del 2012. Tenía 30 años, estaba casado y su esposa esperaba un
bebé. Ella, Karla Barrantes, declaró posteriormente en el proceso que Sánchez
dormía ocasionalmente en la casa de sus padres. Es posible que los esposos
estuvieran distanciados. De hecho una de las hipótesis del crimen es que hubo
un móvil amoroso. Aunque el fiscal investigaba el asesinato del periodista
Pedro Flores, cuya muerte fue encargada según la acusación del Ministerio
Público por el alcalde de Comandante Noel,
Marco Rivero, no existe una pista que conduzca a pensar que este caso
tiene relación con lo que le ocurrió a Sánchez Colona. Salvo que el alcalde Rivero
era amigo de Jack Castillo.
La policía estableció que el
asesino del fiscal fue Danny Huamancóndor, un delincuente prontuariado. Siguió
al fiscal cuando salió de la casa, sacó un arma de fuego de su cintura y le
disparó seis balazos, cinco en la espalda y uno en la cabeza. Al escuchar los
disparos, Luis Octavio Sánchez, su padre, salió de su vivienda y se cruzó con
Huamancóndor, que huía. Hubo otro testigo presencial, Rusvel Jiménez. Ambos
identificaron posteriormente al asesino, pero este jamás fue capturado.
Huamancóndor actuó con un
cómplice, Ricardo Bracamonte. Habían estado presos juntos, en el penal de
Cambio Puente. Una mujer llamó a la policía reportando que días antes del
crimen dos hombres a los que mencionó por sus alias habían estado bebiendo y
hablando de los preparativos. La policía estableció que eran Huamancóndor y
Bracamonte. Bracamonte brindaba seguridad en las obras de construcción del
empresario Jack Castillo. Pero esta no fue la principal razón por la que
Castillo terminó relacionado con el crimen.
MENSAJE DIRECTO
El juez, inicialmente se negó
a conceder la detención preliminar de Ricardo Bracamonte solicitada por Carmen
Berrocal, de la Segunda Fiscalía Mixta de Nuevo Chimbote. Solo existía la
versión de la mujer que dio parte de la conversación en el bar, reporte en el
que además no mencionó nombres. Se refirió al Loco Danny y a Cachete. A Bracamonte nadie lo había visto en el
lugar del crimen. Ante la policía negó conocer tanto a Huamancóndor como a
Castillo, pero pronto salieron a la luz evidencias de que mentía.
También desde el primer
momento la fiscal Berrocal solicitó la detención de Jack Castillo. Cuando fue
acribillado, Sánchez Colona llevaba su celular 987589579. En el buzón de
mensajes, el número dos contenía una voz con la advertencia siguiente: “O sea
que no has tenido respeto a Jack Castillo, ¿no? Te he seguido dos meses. El
segundo mes ya te pasaste de pendejo. Estás aprovechándote de una mujer que es
noble y que es mi mujer, no te olvides. Te voy a buscar donde estés. Chau. Tu
hijo está por nacer, ¿no? Sabes la gente con la que camino. Chau”.
El mensaje provenía del
celular 944437455, perteneciente a Jack Castillo. En este caso el juez encontró
procedente el pedido de detención preliminar del empresario, de hasta por 24 horas.
Pero ninguno de los tres implicados resultó detenido. Bracamonte, por decisión
judicial. Castillo y Huamancóndor porque se escondieron. La policía no hizo
mayor esfuerzo para ubicarlos. En noviembre del 2012, siete meses después del
asesinato, Danny Huamancóndor apareció muerto de un balazo en la cabeza en el
interior de un automóvil. Nunca podría revelar quién lo contrató.
JACK, EL CONSTRUCTOR ¿QUIÉN ERA JACK CASTILLO?
Es dueño de la empresa
Ingeniería y Construcción, una contratante de la Sub Región Pacífico, la más
importante unidad administrativa de la Región Áncash. Por ejemplo, en 2009 ganó
una licitación para supervisar las obras de agua y desagüe de los pueblos
jóvenes Florida Alta y Florida Baja, por medio millón de soles. En 2010 cobró
nueve millones para obras de saneamiento en dos asentamientos humanos de
Chimbote. En 2011 hizo obras por 700 mil soles a Sedachimbote, y por más de
diez millones a la Sub Región Pacífico por trabajos de alcantarillado y por el
expediente técnico para una posta de Salud. Esta actividad empresarial fue
acreditada por Castillo ante la fiscalía en junio del 2012, cuando había
vencido el plazo de su detención preliminar. En esa ocasión solicitó, a través
de su abogado, ser investigado con
comparecencia restringida.
No hay información en el
expediente respecto de que Castillo hubiera obtenido los contratos a partir de
relaciones de corrupción con las autoridades de la región. Pero era tan
beneficiado con las licitaciones que se investiga si hacía de testaferro del presidente
Álvarez. En una ocasión Berrocal intentó capturarlo en una casa de playa de la
Región Áncash, y vaya uno a saber si la policía, que recibió la orden, lo
alertó. Por otra parte, se atribuye a Castillo relación con los bajos fondos y
el sicariato. Bracamonte, un prontuariado, era su guardaespaldas, y de acuerdo
con la hipótesis de la fiscalía, quien contrató a Huamancóndor. No hay que
olvidar el contenido final de su mensaje amenazante dejado en el celular del
fiscal: “Sabes la gente con la que camino”.
JACK, EL INCRIMINADO
Las investigaciones
demostraron que la llamada amenazante de Castillo al fiscal se produjo el 30 de
marzo, quince días antes del crimen. No le fue posible a la fiscalía interrogar
a su esposa, Merly Cruz, quien supuestamente
estaba siendo enamorada por el muerto o mantuvo una relación con él. Pese a que no había orden de detención contra
ella, desapareció del mapa y no acudió a las citaciones. Por su parte, la
esposa del fiscal, Karla Barrantes, negó que tuviera alguna desavenencia
conyugal con su extinto marido. La ausencia del principal investigado impidió
una investigación idónea del supuesto móvil y del crimen mismo.
Cuando se practicó el
allanamiento a la casa de Jack Castillo, se encontró una sobaquera de pistola
Glock, calibre 380. Pero la pistola no estaba. El empresario tiene,
efectivamente, registrada en DICSCAMEC, un arma de fuego de estas
características, que es compatible con la que Sánchez Colona fue asesinado, de
acuerdo con las pericias balísticas. Cuando el abogado de Castillo entregó la
Glock a la fiscalía, la policía dijo que no era el arma del crimen.
En cuanto a Bracamonte,
estando en libertad con amparo judicial se presentó a declarar negando
cualquier relación con los hechos. Después de la muerte de Huamancóndor, su
situación se hizo más aliviada. Sin
embargo en 2013 sobrevivió a un intento de asesinato. Los sicarios perforaron a
balazos el taxi en el que viajaba.
Antes de cumplirse tres meses
del crimen, la fiscal Berrocal se presentó ante un juez pidiendo declarar
complejo el caso, con ocho meses de prisión preventiva para Castillo,
Bracamonte y Huamancóndor. La audiencia se realizó el 6 de julio. Un día antes,
el fiscal de la Nación, José Antonio Peláez, activó contra la fiscal una
denuncia que estaba dormida en el Ministerio Público.
FISCAL ACUSADA
Carmen Berrocal había sido
fiscal adjunta en la jurisdicción de Arequipa. En 2008 fue destacada a
Mollendo, donde reemplazó continuamente a la titular, Nancy Canaza, con quien
compartía la mitad de la carga procesal del despacho. Por ausencia de la
fiscal provincial, durante los fines de
semana se quedaba a cargo de las diligencias. Canaza la acusó después de firmar
resoluciones sobre violencia familiar que le corresponderían a ella como
titular. De acuerdo con Berrocal, su actuación se ajustaba a las prerrogativas
de un fiscal adjunto. La denuncia pasó a Control Interno, cuya oficina regional
hizo en 2011 un informe con los hechos al Fiscal de la Nación. En la víspera de
la audiencia en la que se decidiría la detención provisional de Jack Castillo y
el resto de implicados, José Antonio Peláez ordenó abrir acción penal contra
Berrocal. Presunto delito: usurpación de funciones.
Sin embargo, la falta de dolo
era evidente. Así lo estableció un año después la Corte Superior de Arequipa.
Berrocal actuó en correcto ejercicio de sus funciones como fiscal adjunta
provincial, dijo el juez superior Federico Huanca. La verdad es que las
funciones del fiscal provincial y el adjunto no están claramente diferenciadas
cuando comparten el trabajo. Pero el Ministerio Público apeló contra la
resolución. ¿Saben qué pena ha pedido un fiscal superior contra Berrocal?
¡Siete años de prisión! Compárese con el tratamiento benefactor que recibieron
en Áncash los poderosos integrantes del crimen organizado. Retornando al 2012 y
al caso Sánchez Colona, Peláez no se quedó conforme con acusar a Berrocal. Acto
seguido, la sacó del Ministerio Público.
MANO AMIGA
Antes de proseguir, una
pregunta: ¿quién era el abogado de Jack Castillo? Daniel Maurate, del Estudio
Peláez Bardales, Cárdenas Martínez & Maurate Romero Abogados. De este
estudio, que ya no funciona en la actualidad, era socio Mariano Peláez, ya
fallecido, hermano del Fiscal de la Nación.
En algún momento Mariano Peláez también representó a César Álvarez. En
la audiencia, el bufete no tuvo fortuna. El juzgado le dio la razón a Berrocal,
concediendo las prisiones preventivas de Castillo y Huamancóndor. Bracamonte
quedó libre.
Huamancóndor, a todo esto,
siguió paseándose en Chimbote como Pedro por su casa. En mayo había sido visto
en una pollería de la ciudad. Y después de confirmarse su orden de detención
preventiva los medios de comunicación de
Chimbote informaron que había sido visto con su pareja saliendo de un hotel del
pueblo Joven Primero de Mayo. Berrocal hizo declaraciones públicas. “La
corrupción impide la captura del Loco Danny”, tituló, citándola, el diario Correo.
La fiscal pidió a continuación
al Gobierno Regional de Áncash informes sobre todas las licitaciones ganadas
por Jack Castillo. La Sub Región Pacífico nunca las entregó. El 26 de julio del
2012 el Fiscal de la Nación dejó sin efecto el nombramiento de Berrocal como
fiscal provisional. Al día siguiente Berrocal declaró sin ambages: “Es por
chocar con el gobierno regional y las licitaciones de Jack Castillo”.
Esta es la situación que
deberá investigar el CNM a propósito de Peláez. Desde cierto punto de vista la
situación es más comprometedora que en el caso de los fiscales de La
Centralita, porque había un hermano suyo de por medio. Por otra parte, Berrocal
estaba encima de la subregión pidiendo todos los contratos de Castillo, quien,
según todos los indicios, adquirió súbita prosperidad cuando Álvarez accedió al
gobierno de Áncash.
CASO ESTANCADO
Cuando Berrocal fue apartada,
el Ministerio Público cambió de posición: Jack Castillo ya no era considerado
presunto autor intelectual sino presunto instigador. Desde entonces tres
fiscales más han pasado por el caso. Mientras tanto, Jack Castillo hizo lo suyo:
luego de que una Sala Penal Superior confirmara su prisión preventiva, esperó
un año y logró que un juez, ante el tiempo transcurrido en esa situación, la
revocara. El nuevo Código Procesal Penal permite esta figura denominada
“cesación de prisión”. Pero él nunca estuvo preso, y los familiares del fiscal
asesinado continúan solicitando que se anule la medida. Castillo pudo seguir
libre en Chimbote según fuentes de la fiscalía por la protección de la policía
local, en ese momento dirigida por el coronel Walter Olivos, un oficial de
confianza del ex ministro del Interior Wilfredo Pedraza. El actual ministro
Walter Albán lo retiró, originando —ha trascendido— una protesta apenada ante
el gobierno del parlamentario aliado de Álvarez, Heriberto Benítez.
Aunque no habría tenido un
móvil político, el asesinato del fiscal Sánchez Colona forma parte del grupo de
crímenes cuya impunidad estaba asegurada por la alianza del gobernante regional
con la policía, el Poder Judicial y el Ministerio Público. En este caso no se
tocaba a Álvarez sino a un proveedor poderoso. Es posible que las actuales
investigaciones descubran los hilos secretos que permitieron el escandaloso
encubrimiento.
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