¿SE CAE SU BLINDAJE? |
Señal de Alerta
Por Herbert Mujica Rojas
Es de tal magnitud el
despropósito de pedir la nulidad del acuerdo del Congreso referido a los
narcoindultos por Alan García Pérez, que su juecesito amigo y cófrade, Hugo
Velásquez Zavaleta, le habría anticipado una respuesta categórica: ¡Ni por todo
el oro del mundo!
Asistimos a un espectáculo sin
precedentes. Ni el más desavisado estudiante de Derecho ignora que no se puede
pedir la nulidad del acuerdo de un Congreso que no es parte del proceso y menos
en la etapa de ejecución de sentencia. ¡Ni siquiera el más bobo incurriría en
una literal bestialidad como ésta! Pero aquí el ex mandatario Alan y los
abogángsteres complacientes, incurren en el yerro cuyo destino, aquí o en la
Cochinchina, salvo provocación de golpe, tiene un ineluctable dictamen:
¡infundado!
No hay dudas de la megalomanía
de Alan, su entorno mediocre, anuente y de crematofilia aguda, le ha hecho
creer que es un ser extraordinario, cuasi un dios. Pero algo tiene que estar
ocurriéndole, nadie en su sano juicio puede exigir -salvo con la complicidad de
paniaguados serviles- lo que la ley más elemental del debido proceso en
cualquier juicio impide. ¿Más potente el dinero a carretadas que ganan los
legos para franquear a como dé lugar lo que la incontinente verborragia del
obeso exige?
El juecesito de Alan sabe que
está asegurado de por vida y que no pasará problemas una vez que sea
expectorado del Poder Judicial, su conducta ha sido infame y su mérito de
sentina. Pero esta vez el tema es tan abyecto y jalado de los pelos que ya
habría adelantado que ¡ni por todo el oro del mundo! concederá la anulación del
acuerdo del Congreso porque Alan necesitaría demandarlo y en otro proceso
distinto y singularizado.
Producido el rechazo judicial
bajo el calificativo de infundada la solicitud de Alan, continúa el derrumbe de
la mayúscula impostura. ¿Alguien cree que los ocho informes aún pendientes de
discusión en el Congreso, seguirán otro camino que el actual, cuesta abajo la
rodada? El derrotero hacia el Poder Judicial y al lugar que le corresponde, la
cárcel, se acerca con irremisible estruendo. A quien no ha estado en ninguna
ergástula ¡jamás! aquello puede significar un acercamiento a lo que vivieron
los perseguidos apristas, por largos y sufridos años, entre ellos, su padre.
Para que la corrupción se
enseñorease alrededor del patrón del mal, era necesaria la presencia de
mercenarios comprables y de todas las tarifas. Pero el mafioso mayor sabe cómo
conducirse y maneja la llave que guarda todos los secretos, tramoyas y
detalles, de los negocios sucios y podría ¡en cinco minutos! poner en
conocimiento de los medios no poca evidencia documentaria. ¿Recuerdan qué le
pasó a Rómulo León?
No sólo hablamos de cipayos al
peso. También de tontos útiles o vivazos de estirpe que aceptan ser manejados
por mensajes de tableta, celulares y hasta tan sólo con la mirada fiera y
carismática del jefe de la banda. ¿Qué diferencia hay entre el alanismo
delincuencial y el civilismo que sometía a las masas con pisco y butifarra? ¿no
hemos visto en días pasados cómo estas ocurrencias son absolutamente verdaderas
y en la persona de un ex secretario general del Apra? ¡Qué vergüenza desdorosa
y qué papelón tan aberrante la de estos palafreneros!
"Este tipo es raro, se
esconde las cosas" me dijo Haya de la Torre refiriéndose a Alan García,
varios lustros atrás cuando estaba a cargo de Correo Aprista, único vocero en
los años 70, de esa agrupación política, entonces la más grande del Perú. En
efecto, aquél devino en el destructor de un partido que se había fogueado en
las prisiones, en el destierro y con miles de bajas por la violencia a sangre y
fuego. No le faltó razón a Víctor Raúl en sus proféticas palabras sobre el cada
vez más extravagante depredador.
¿Cabe la posibilidad, a pesar
de la negativa del juecesito ya enunciada en correo de brujas y que admita la
supuesta nulidad del acuerdo del Congreso en el capítulo narcoindultos? ¡Claro
que sí, pero también es cierto que una locura como esa, le lleva por largos
años de frente y sin ambages a la cárcel! ¿iría tras los barrotes quien ya está
planeando sus viajes y goces con la fortuna ganada?
Recordemos lo que flota en el
ambiente: ¡No Alan: ni por todo el oro del mundo!
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