RICHARD CLARKE |
(R. Clarke)
Richard Clarke, el ex máximo
responsable de antiterrorismo de Estados Unidos, cuenta en Democracy Now! que,
según su opinión, el presidente George W. Bush es culpable de crímenes de
guerra por poner en marcha la invasión de Irak en 2003.
Clarke, que sirvió como
coordinador nacional para la seguridad y la lucha contra el terrorismo durante
el primer año de la presidencia Bush, dimitió en 2003, tras la invasión de
Irak. Más tarde se convirtió en noticia al acusar a los funcionarios de Bush de
ignorar las advertencias previas al 11/S sobre un inminente ataque de al-Qaeda.
“Creo que las cosas que ellos autorizaron probablemente entran dentro del
ámbito de los crímenes de guerra”, dice Clarke. “Si eso sería productivo o no,
creo que es una discusión que todos podríamos tener. Pero, en este momento,
hemos establecido procedimientos en la Corte Penal Internacional de La Haya,
según los cuales, personas que llevan a cabo acciones mientras son presidentes
o primeros ministros han sido acusados y juzgados. Por lo tanto, el precedente
para realizar ese tipo de cosas existe. Creo que tenemos que preguntarnos a
nosotros mismos si sería o no conveniente hacer eso en el caso de los miembros
de la administración Bush. Está claro que algunas cosas que el gobierno de Bush
hizo —al menos según mi opinión— fueron crímenes de guerra”.
AMY GOODMAN: ¿Cree usted que el presidente Bush debería ser juzgado
por crímenes de guerra, y el vicepresidente Cheney y Donald Rumsfeld deberían
serlo por el ataque a Irak?
RICHARD CLARKE: Creo que las cosas que ellos autorizaron
probablemente entran en el campo de los crímenes de guerra. Si hacer esto es
productivo o no, creo que es una discusión que todos podríamos tener. Hemos
establecido procedimientos ahora con la Corte Penal Internacional de la Haya,
en las que las personas que toman acciones como presidentes o primeros
ministros en ejercicio han sido acusados y juzgados. Así que el precedente
para hacer ese tipo de cosas está ahí. Creo que tenemos que preguntarnos a
nosotros mismos si sería útil o no hacer eso. En el caso de los miembros de la
administración Bush. Está claro que cosas que la administración Bush hizo, en
mi opinión, al menos, está claro que algunas de las cosas que hicieron fueron
crímenes de guerra.
AARON MATÉ: Richard Clarke,
obviamente, usted fue parte de la administración Clinton y tomó parte en los
debates sobre la cuestión de a quién atacar. En 2002 usted testificó sobre este
tema ante el Congreso, declaración que ya ha sido desclasificada. Usted dijo:
“No queríamos crear un amplio precedente que les permitiera, en el futuro, a
los funcionarios de inteligencia tener listas negras y, de manera rutinaria,
participar en algo que se aproximara al asesinato”. Usted llegó a decir:
“Existía la preocupación tanto en el Departamento de Justicia, como en algunos
elementos de la Casa Blanca y de la CIA, de que creáramos una lista negra
estadounidense que se convirtiera en una institución permanente que simplemente
siguiera añadiendo nombres y tuviera equipos que salieran a asesinar gente”.
¿Puede hablar de las deliberaciones que tuvieron lugar cuando usted formaba
parte de la administración del presidente Clinton?
RICHARD CLARKE: Habíamos establecido que Bin Laden quería matar a
un gran número de estadounidenses. Y la única opción que teníamos para fijarlo
como objetivo, ya que no podíamos volar, recogerlo y arrestarlo, aunque lo
habíamos intentado, era atacar con misiles de crucero. Esos ataques con misiles
de crucero creaban un alto riesgo de daños colaterales y añadían toda una serie
de problemas. Así que nos preguntamos: si era legal el uso de misiles de
crucero, lo que mataría a mucha gente, ¿por qué no era legal hacer algo que era
más preciso y que sólo iba tras las pocas personas que nos preocupaban? Y esa
discusión se prolongó durante un tiempo. Sabíamos que había una línea ahí que
no estábamos seguros de que quisiéramos cruzar. En última instancia, el hecho
fue que el presidente Clinton autorizó a la CIA para tratar de detener a Bin
Laden y en su defecto, autorizó el uso de la fuerza letal. Ese fue el momento
en el que cruzamos la línea y en efecto teníamos un nombre en una lista negra.
Sabíamos, sin embargo, que los israelíes habían estado haciendo esto durante
mucho tiempo, elaborando las listas negras. Sabíamos que había sido muy
contraproducente en su caso. Queríamos evitar eso. Adelantemos hasta el
gobierno de Bush y luego a la administración de Obama, y verá que tenemos,
como he descrito en el capítulo dos de la novela, un comité de asesinatos.
Gente que se sienta en la Casa Blanca revisando una y otra vez carpetas con
nombres y votando a quiénes van a matar. Creo que eso fue demasiado lejos. Si
alguno de nosotros, en el período de Clinton, hubiera imaginado que en la misma
sala, en las mismas sillas, unos años después, la gente estaría sentada ahí con
una larga lista, y carpetas con fotos, y nombres de personas, votando quién iba
a vivir y quien iba a morir, creo que nunca hubiéramos autorizado por primera
vez el uso de la fuerza letal contra Bin Laden.
AMY GOODMAN: Richard Clarke,
quiero mostrar un clip del periodista Glenn Greenwald en Democracy Now! de hace
tan sólo unas semanas, hablando de la reacción de Edward Snowden, el informante
de la NSA, frente al uso de aviones no tripulados.
GLENN GREENWALD: Una de las cosas que me dijo que fue un punto de
inflexión para él fue que tuvo un trabajo en la NSA en Japón, donde –y este fue
el trabajo que tuvo justo antes de Dell– dijo que era capaz de ver la
vigilancia en tiempo real, alimentada por drones, en la que se podía ver a todo
un pueblo de un lugar con el que Estados Unidos no estaba en guerra, como
Yemen, o Somalia, o Pakistán. Y se podían ver literalmente pequeños puntos de
gente y lo que estaban haciendo. Y además usted tenía la información de
inteligencia acerca de quiénes eran y a quién estaban llamando. Tenían esta
vasta imagen que pudieron crear sin siquiera estar físicamente en el país. Y
dijo que la invasividad y el alcance de esa vigilancia era algo que incluso él,
trabajando al interior de esta comunidad, no tenía ni idea de que existía.
AMY GOODMAN: ¿Estaba viendo un pueblo antes de fuera bombardeado
por un avión no tripulado?
GLENN GREENWALD: Así es. Quiero decir, estos eran aviones no
tripulados de vigilancia, por lo general. Así que no fue ni siquiera necesario
que los aviones no tripulados estuvieran matando personas, aunque muchas veces
lo hicieron. Esa era la razón por la ponían a estos pueblos bajo vigilancia,
para decidir a quién matar. Él podía ver cómo el gobierno de EE.UU. podía poner
a poblaciones enteras bajo un microscopio de forma encubierta. El hecho de que
esto se hubiera hecho sin ningún debate democrático o sin que lo supieran sus
conciudadanos era sumamente alarmante para él. Y cuanto más veía lo
omnipresente que era este sistema de vigilancia sin sospecha, más obligado se
sentía a no guardarlo en secreto.
AMY GOODMAN: Ese fue el periodista ganador del Premio Pulitzer
Glenn Greenwald, quien junto a Laura Poitras, reveló varios de los documentos
que Edward Snowden puso a disposición de ellos cuando lo entrevistaron en Hong
Kong. Richard Clarke, usted estuvo en un comité asesor de la NSA para el
presidente Obama, en el se trato sobre estas revelaciones. En cierto sentido,
Edward Snowden tuvo las mismas reacciones que usted – se alarmó por lo que
estaba viendo, las aldeas que pronto podrían ser golpeadas por aviones no
tripulados estadounidenses.
RICHARD CLARKE: Yo serví durante seis meses en un consejo asesor
que revisó algunas de las revelaciones sobre la NSA y recomendó que se
terminara con el llamado programa de la sección 215, el programa de metadatos
telefónicos —–recomendó que lo cerráramos. Hicimos 46 recomendaciones. Todos
están sin clasificar, todas están en Internet. El presidente se ha acogido
algunas de ellas. Por desgracia, no se han acogido a todas ellas. Ese es un
tema para otra discusión. No tengo ningún problema con el reconocimiento. El
reconocimiento ocurre todo el tiempo. Hay muchos países que ahora tienen
satélites con cámaras de alta resolución que toman fotos todo el tiempo. Eso no
me preocupa. Me he acostumbrado a ello. Me he acostumbrado al hecho de que en
esta ciudad, en Washington, probablemente hay 100 cámaras grabándome en un día,
ya sea en el ascensor, o en la acera, o manejando mi automóvil. Sé cuando estoy
en el automóvil y las cámaras me graban, porque me mandan una multa. Pero estamos
siendo grabados todo el tiempo. Y no sólo por el gobierno. En las tiendas
estamos siendo grabados por cámaras. Y las tiendas están combinando esa
información con la de nuestros teléfonos móviles para mirar nuestros patrones
de compra, y darse cuenta de hemos pasado algún tiempo en el mostrador de
perfumes sin comprar nada, y entonces nos llega un mensaje de texto o un e-mail
informándonos sobre el perfume en el que tenemos interés. Porque ellos nos
vieron a través de una cámara de pie delante del mostrador. La vigilancia por
el gobierno y por el sector privado y el uso de datos -el análisis de grandes
datos, haciendo coincidir datos de una fuente con datos de otra— es un
verdadero problema que tenemos que abordar. El presidente Obama ha comenzado a
hacerlo. Le ha pedido a John Podesta que haga un examen a fondo de los grandes
datos, de las posibilidades que hay en ellos. Pero creo que nosotros como país
necesitamos tener una discusión sobre eso.
AMY GOODMAN: Qué opina sobre Edward Snowden. De una manera
interesante, es parecido a usted. Usted renunció después de que EE.UU.
invadiera Irak. Ha hablado de cómo el presidente Bush se acercó a usted después
del 11/S y le dijo que el asunto era Irak, y usted le miró sorprendido y le
dijo que Irak no tenía nada que ver con aquello. Usted denunció lo que ocurría
al igual que lo hizo Edward Snowden. ¿Qué opina sobre ese paralelismo y sobre
lo que le debería suceder a Edward Snowden?
RICHARD CLARKE: Bueno, no hay muchos paralelismos. Renuncié, dejé
el gobierno por completo, testifiqué ante comités del Congreso y ante la
Comisión del 11/S, escribí un libro que revela lo que la administración Bush
había y no había hecho para evitar el 11/S. Y lo que hicieron después de lo
ocurrido. Cómo el presidente quería que yo, después de aquello, culpara a Irak
del ataque del 11/S. Lo que Snowden ha hecho es exponer claramente programas
que eran estúpidos, que fueron, creo, ilegales, por lo menos algunos de ellos,
según mi punto de vista personal, y algunos de esos programas han sido
detenidos. Y yo he sido parte de los esfuerzos para detener algunos de ellos,
en particular el programa de metadatos telefónicos 215, del que yo no sabía
nada. Yo había estado fuera del gobierno durante 10 años. Cuando me enteré del
programa, como resultado de las revelaciones de Snowden, quedé anonadado. No
podía creer que el gobierno estuviera haciendo esto.
AMY GOODMAN: Richard Clarke ejerció como “zar antiterrorismo”
durante el gobierno del presidente Clinton y del presidente Bush. Acaba de publicar
una novela titulada, “Sting of the Drone” (“La picadura del drone”).
Recientemente ha formado parte del panel asesor del presidente Obama sobre el
espionaje de la NSA.
Traducido por Pablo Medina. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en
Español.
OBAMA, CULPABLE DE REITERADOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD SOSTUVO EN EL
2011 QUE "DEJAMOS ATRÁS UN IRAK....". YA ESTÁ PREPARANDO EL RETORNO,
COMENZANDO POR PLANEAR EL BOMBARDEAR IRAK. OBAMA Y BUSH PROCLAMARON QUE HABÍAN
"GANADO" LA GUERRA ESTAFANDO A TODO EL MUNDO, ESA GUERRA
"GANADA" LOS ESTÁ OBLIGANDO A REACTIVARLA AUNQUE EN REALIDAD NUNCA LA
FINALIZARON Y NUNCA LA "GANARON".
LA VERDAD SOBRE LA INVASIÓN A IRAK
http://www.youtube.com/watch?v=9kWU-JHetMM
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